ISBN 0124-0854
N º 184 Febrero de 2012 desechables, idea que por otro lado no desagradaría al propio Gómez de la Serna. De hecho hay en toda su obra algo de juego lingüístico, en el sentido wittgensteniano: cada contexto concreto, cada uso del lenguaje, suscita un nuevo sistema de reglas. Las vanguardias de principios de siglo se dejaron encandilar por el carácter asistemático, discrepante y fractal del aforismo, por su tendencia centenaria a discutir toda forma de aspiración a la totalidad. Este afortunado encuentro, sin embargo, no debe llevarnos a engaños. Ya en 1605, Francis Bacon llamó a sus contemporáneos a discutir la lógica monolítica del escolasticismo mediante pensamientos breves, desperdigados y concisos. Como señala Nora de Marvel. 3:
Pensar y escribir en aforismos-descritos por Bacon como short and dispersed sentences en las que discourse of connexion and order y recitals of examples are cut off- aventajaba en su sentir al método discursivo porque al exponer el conocimiento empírico en forma fragmentaria, despertaba de necesidad múltiples resonancias y era, entonces, el vehículo más eficaz para provocar en el lector la cogitación activa y dinámica.
La absoluta actualidad de esta reflexión de Bacon conecta con la siguiente reflexión:“ Reaccionar contra lo fragmentario es absurdo
porque la constitución del mundo es
Alexander Calder, Rojo, negro y azul, 1968, placa de aluminio pintado y puntales de acero inoxidable, Museo de Arte de Milwaukee, Wisconsin
fragmentaria, su fondo es atómico, su verdad es disolvencia " 4. Aunque parezca inverosímil, la cita no es de Lyotard o algún otro teórico de la posmodernidad, sino del propio Gómez de la Serna. Más allá de las primeras vanguardias, el ludismo irreverente, la tendencia al repentismo y la metáfora como deporte de alto riesgo reaparecen de forma intermitente en posteriores manifestaciones del aforismo. Es el caso modélico de César Fernández Moreno, cuyos Ambages son ya desde su título una declaración de intenciones. En el prólogo a su edición de 1972, apunta el escritor argentino( Caracas, Monte Ávila, p. 13):