ISBN 0124-0854
N º 184 Febrero de 2012 establecido ; el aforismo es siempre disruptivo o , si se quiere , es una máxima subvertida ”. Examinemos ahora una frase de Lichtenberg que no es ni una máxima ni un aforismo , pero pasa por ser esto último : “ Comerciaba con tinieblas en pequeña escala ”. Aunque , bien mirado , ¿ de verdad que no es un aforismo ? Lo es si lo relacionamos con esta inspirada definición de Leonid S . Sukhorukov : “ Un aforismo es una novela de una línea ”. De hecho , la propia definición de Sukhorukov ya es ella misma un aforismo . En cuanto a Lichtenberg , no era consciente de su inclinación al aforismo , pero solía escribir muchas novelas de una sola línea : “ De su mujer tuvo un hijo que algunos querían considerar apócrifo ”. Tampoco pudo llegar a saber nunca que escribía greguerías avant la lettre : Un tornillo sin principio .
Fue el crítico mexicano Christopher Domínguez Michael quien me mandó en junio de 1989 a Barcelona la muy portátil edición de Aforismos de Lichtenberg que , con selección , traducción , prólogo y notas de Juan Villoro , acababa de publicar en México el Fondo de Cultura Económica . Recuerdo muy bien que , cuando llegó a mi casa ese librito que resultaría tan decisivo en mi vida , no había oído jamás hablar de Lichtenberg , aunque sí mucho de Juan Villoro , que se había convertido con Pitol y Christopher en uno de las tres unidades de la Santísima Trinidad de mis amistades esenciales
en México . Y bueno , el prólogo de Villoro resultó ser ingenioso en sumo grado y divertidísimo . Parecía que Lichtenberg — el atractivo jorobado de Gotinga — hubiera escrito toda su obra incompleta para que el joven Villoro descubriera zonas eléctricas de su futuro estilo . De hecho , hoy en día , en muchas ocasiones , la brillante prosa de Villoro está sembrada de relampagueantes frases aforísticas que puntúan sus textos a modo de inspirados latigazos .
Como aprieta el calor y la biblioteca me queda lejos , cito ahora de memoria una de las muchas informaciones que daba aquel prólogo de Villoro : “ A Lichtenberg en Gotinga — de donde no se movió en 25 años — la idea de la muerte le obsesionó hasta tal punto que empezó a contar los entierros que veía desde su ventana ”. Y bien , ¿ a qué más , aparte de contabilizar entierros y honrar a los textos incompletos , se dedicó Lichtenberg a lo largo de su prolongada “ inmovilidad ” en Gotinga en la segunda mitad del siglo XVIII ? En primer lugar , a llevar una vida de científico . Hizo descubrimientos casuales , las llamadas “ figuras de Lichtenberg ”, y fue tan buen profesor de su alumno Alessandro Volta que éste acabó inventando la pila voltaica . En segundo lugar , se dedicó a la productiva actividad de sentir nostalgia del tiempo que pasó en Inglaterra . Fue el máximo introductor de Shakespeare , Sterne y Swift en