Agenda Cultural UdeA - Año 2012 ABRIL | 页面 23

ISBN 0124-0854
N º 186 Abril de 2012

Mi Rafael Pombo

Hilda Mar Rodríguez Gómez

E mpezar diciendo que Rafael Pombo estuvo presente en mi infancia, no es algo extraordinario. Por el contrario, se trata de algo evidente: por ser el poeta nacional( proclamado en 1905); por su permanente presencia en muchos rituales escolares( actos cívicos, exámenes orales y alguna que otra celebración escolar); por la sonoridad de sus rimas, o por las lecciones sutiles que se derivan de esos personajes vigentes, actuales, como Simón, Pastorcita o la Pobre viejecita. Recuerdo“ aun”, si se trata del pretérito imperfecto, o recuerdo“ todavía”, en un futuro imperfecto, el paso de Rin Rin renacuajo por las páginas relucientes de una cartilla nueva; se paseaba“ muy tieso y muy majo” por las páginas finales para hacernos caer en la cuenta de que ya leíamos de corrido; esto es, no sílaba por sílaba, sino palabras completas. La prueba máxima de acceso a la cultura escrita.

Decir, a continuación, que sigo fascinada con este personaje, tampoco es especial, pues son muchas personas quienes han manifestado su pasión por esas rimas sutiles, esa capacidad de versificar o su propensión a dudar de su capacidad estilística. También están quienes reconocen las filiaciones periodísticas de las contribuciones de Pombo o su interés por las artes y el papel decisivo que jugó en la música, la literatura o la pintura. Para mí, la continuidad del encanto está dada por su enigmático espíritu: soledad acompañada de escritura, vocación para las letras y disposición al arte en todas sus formas, quizás expresión de un espíritu sensible.
Sostener que los intentos autobiográficos que se leen en sus diarios son otro puntal de relación con este autor, tampoco resulta suficiente para dar cuenta de mi construcción del poeta. A través de distintos diarios, desde la infancia( el primero, según cuenta Beatriz Robledo en su biografía de Pombo, 2005, se llamó: diario de mil curiosidades para su propio dueño que lo