Agenda Cultural UdeA - Año 2011 NOVIEMBRE | Page 3

ISBN 0124-0854
N º 182 noviembre de 2011

Presentación

Pensar en el vallenato es pensar en sus letras. Y pienso en Alicia adorada, la canción que compuso Juancho Polo Valencia en el caserío Flores de María hace más de sesenta años. De allí salió Juancho Polo para cantar, como era su costumbre, en pueblos cercanos. Pero mientras cantaba en un lado y en otro, su esposa Alicia, quien estaba embarazada, murió. Juancho regresó y el dolor, por supuesto, fue inmenso, como lo evidencia la canción. Ante la ausencia de la mujer no hubo otras herramientas que el canto y el acordeón. Se cuenta que conoció la noticia, se dirigió al cementerio, porque Alicia ya estaba enterrada, y no paró de cantar, hasta que dejó listos sus versos. Pienso en Alicia adorada porque en el mismo texto donde Szymborska plantea que los poemas no son alimentos para el gusto de todos, escribe que desconoce qué es la poesía, pero se aferra a ella“ como a un oportuno pasamanos”. Pienso en Alicia por eso, porque el vallenato de los juglares obedece a lo mismo: no saber qué es y de dónde surge esa necesidad de cantarlo y contarlo todo, pero se aferran al canto como a un pasamanos salvador, como lo
hizo Juancho Polo ante la muerte de su“ compañera”, de su Alicia querida.
En esta Agenda Cultural se leen ejemplos de esa tradición. La misma tradición que hace aportes importantes a la cultura colombiana, como la gastronomía y la literatura. Esta tradición está enriquecida por diferentes orígenes que forman el todo. A propósito, quiero recordar estas palabras que confiesa Derek Walcott, poeta nacido en la isla de Santa Lucia:“ Hay en mí del holandés, del negro y del inglés”. Es justamente eso: en la región Caribe de Colombia se dan cita muchas piezas de diversos orígenes que permiten múltiples expresiones, como el vallenato. El acordeón es foráneo, la sangre de los que cantan no es una única sangre, por ejemplo. Pero, tal como ocurre con la poesía de Walcott, el resultado puede ser, y en este caso lo es, una expresión única, genuina y representativa de un espacio del mundo. La misma idea está presente en la letra del vallenato Yo soy vallenato:“ La sangre del indio en mis venas llevo / con algo de negro y también de español”.