ISBN 0124-0854
N º 182 noviembre de 2011
en 1978. Este hito de la música nacional ha alcanzado, en más de tres décadas, la dimensión de una organización musical que brilla con luz propia en los escenarios más sofisticados del mundo.
Acordeón de dos hileras, foto tomada de Daniel Samper Pizano y otros, Un vallenato, nueve senderos, Bogotá, Faldita
Films, 2009.
— Busco a Lisandro Meza; es para un
contrato. Dijo emocionado el hombre, con gesto de empresario.— Anda de gira, respondió“ Chane”, el hijo mayor del rey, quien oficiaba de director.— Bueno, si no está Lisandro entonces, me llevo a los hijos de la niña Luz.
El susodicho no imaginó que su ocurrencia le daría nombre a la agrupación musical que llevaría a Latinoamérica y al resto del mundo el nombre de Colombia, vibrante, en el aura melódica que envuelve al grito de cumbia, al golpe de tambor, al“ guapirreo” del porro.
En la casa grande de Los Palmitos nació la
agrupación Lisandro Meza y los hijos de
la Niña Luz. La prensa nacional lo registró
Los hijos de la Niña Luz volvieron por los fueros de la tradición; la caja integró nuevamente la cuerda percusiva y la sonoridad se situó entre los primeros y los segundos Corraleros, en una suerte de homenaje que los hace presentes en la memoria de la fiesta colombiana. Los hijos de la Niña Luz salieron al mercado con Las tapas, un cumbión al que el Carnaval de Barranquilla, gozón, le entregó el Congo de Oro en 1980.
— El cumbión es diferente a la cumbia porque tiene dos golpes más, precisa Lisandro.
Sí. Son dos golpes que liberan del corazón mulato y mestizo de la cumbia la alegría que, históricamente, ha debido mantener prisionera. El cumbión es el más importante aporte de Lisandro Meza a la modernización de la música colombiana.
Epílogo
Veinte años después de aquel lejano abril, Alejo volvió a la tarima festivalera a