ISBN 0124-0854
N º 178 Julio de 2011 pretexto a las autoridades chinas para endurecer el discurso contra las expresiones separatistas entre los uigures.
En la provincia de Xinjiang se han venido dando recientemente cuatro fenómenos que los uigures denuncian como parte de la política intervencionista de Pekín en su región. El primero de ellos es la dura política frente a los grupos uigures al margen del Estado, y la represión de los movimientos independentistas y separatistas. El segundo es la progresiva asimilación a la cultura china de los uigures por medio de la enseñanza en lengua mandarín y la introducción de elementos de la cultura china que, progresivamente, se va haciendo obligatoria en escuelas, colegios y universidades. El tercer fenómeno es la implementación de grandes inversiones y proyectos de desarrollo por parte del gobierno chino, en los cuales los uigures no se sienten incluidos porque simplemente consideran que el gobierno tiene el interés puesto en la región como zona de paso hacia el Asia Central y en sus recursos naturales, pero no se ve traducido en generación de empleos y desarrollo. El cuarto elemento es el poblamiento que se está dando en la región por parte de chinos han cuya población, desde 1949 a 2003, se ha multiplicado por veinticinco en Xinjiang, y hoy en día está casi a la par con la de los uigures, situación que denuncian estos últimos como una forma de neo-colonización. Esa tensión interétnica tuvo un estallido sin
precedentes en el año 2009 cuando, seguido de protestas, vino un enfrentamiento entre ambas etnias que dejó como saldo unos ciento cincuenta y seis muertos( entre uigures y han) y mil cuatrocientos detenidos.
En la actualidad, la lucha del movimiento uigur se debate entre la autonomía y la independencia( la primera posición más aceptada por los uigures de Xinjiang y la segunda entre los que se encuentran en el exilio), un reto que tiene el gobierno chino de integrar efectivamente a los uigures al desarrollo del país, procurando que accedan a mejores empleos y bienestar, a la vez que se respetan sus ancestrales tradiciones y cultura.
El interés por este conflicto étnico, adicional al que de suyo tiene en sentido cultural, se debe a que se enmarca, valga reiterarlo, en la provincia de Xinjiang, una provincia de una importancia geopolítica fundamental por su ubicación como puente entre China y Asia Central, región esta última altamente apetecida por cuatro grandes potencias económicas, cada una con sus propios intereses en sus reservas de gas, petróleo y uranio, y en cómo acceder a ellas, ya sea para eliminar la dependencia energética( Europa con el desarrollo del gasoducto Nabucco, para cortar la dependencia del gas ruso), para mantenerla( Rusia con acuerdos energéticos con países del Asia Central para revender el gas a Europa), o simplemente para alimentar