N º 173 Febrero de 2011
Diversidad cultural y derechos humanos
Luis Alfonso Herrera Restrepo
En la actualidad, las colectividades locales, nacionales e internacionales se enfrentan al desafío de garantizar la diversidad de las expresiones culturales 1 y religiosas, la pluralidad étnica y lingüística, la movilidad social y territorial, los avances científicos, los conflictos armados y las diferencias en la orientación sexual como aspectos que requieren una disposición abierta de las instituciones y de los distintos sectores de la sociedad para facilitar el reconocimiento del otro o de poblaciones especiales con derechos que demandan atención particular.
Planteamos una primera consideración y es que el fomento de la diversidad cultural obedece a un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona
basado en el compromiso de acatar los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Si bien en la actualidad algunas sociedades tienden a imponerse como las únicas válidas, lo que facilita el irrespeto a los derechos humanos, y hay otras afianzadas en sus costumbres, aferradas a puntos de vista que no dan la menor importancia a los derechos humanos, hoy en día es aceptado que nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos, ni para limitar su alcance.
La comunidad internacional ha expresado que los derechos humanos son universales, aceptados por todas las culturas y religiones existentes. En la Declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993, totalmente vigente en la actualidad, en el punto 5 se expresa:“ Todos los derechos humanos son