Agenda Cultural UdeA - Año 2011 AGOSTO | Page 29

ISBN 0124-0854
N º 179 Agosto de 2011
Entre la función del Estado como promotor de la participación y los mecanismos de participación ciudadana existe una condición para que esta tenga alguna probabilidad de éxito : la organización de la ciudadanía . Los ciudadanos deben valorar positivamente los mecanismos de participación para usarlos ; pero la mera valoración es insuficiente : su utilización efectiva exige la creación de organizaciones ciudadanas dispuestas a la acción política ; es decir , de ciudadanos interesados y comprometidos en llevar a la vida práctica las formas legales de participación . En estos términos , la Constitución exalta la participación como un asunto de carácter colectivo e involucra al individuo en la contienda política en tanto haga parte de un grupo o colectividad con intereses , aspecto que también cobija al mecanismo del voto , que resulta inoperante si no está antecedido por la existencia de partidos o movimientos políticos que son quienes hacen las propuestas por las cuales el ciudadano finalmente vota .
Sin embargo , la organización como condición para la participación ciudadana queda restringida por la realidad que la misma Constitución ha configurado , veinte años después , al darle centralidad a la economía de mercado . La Constitución , en el artículo 333 , consagra la economía de
mercado , la libre competencia económica y la empresa como la base del desarrollo del país . Y aunque el mismo texto constitucional señala que el Estado limitará los alcances de este tipo de economía , de manera que no afecte el interés social , el ambiente y el patrimonio cultural de la nación , lo cierto ha sido la extralimitación de las funciones del mercado hasta el punto de configurar cierto “ fundamentalismo ” que ha hecho de los derechos ciudadanos un negocio , como es evidente en el caso del sistema de salud .
La exacerbación de la tendencia de la economía de mercado , con el correlato de la disminución de la función social y garantista del Estado , incrementa los niveles de incertidumbre de la vida de los ciudadanos , en la medida en que la persona , en tanto ser necesitado , debe atender asuntos básicos como la subsistencia ( alimentación , vivienda , entre otros ). Condición que lo sitúa en un contexto de alta individualización , en el que cada quien tiene que resolver sus necesidades por sus propios medios y capacidades , en un ambiente de constante cambio , propio de la lógica de la competencia .
La incertidumbre de estos tiempos de fundamentalismo de mercado conlleva la experiencia de desesperación que viven las personas ante la incapacidad de resolver por