ISBN 0124-0854
N º 169 Septiembre de 2010 modo de proceder exactamente contrario al de todos los otros“ ismos” de las vanguardias históricas; y es bien claro que una praxis de este tipo no se limita al movimiento que a partir de él toma muy rápidamente un nombre, el de la Metafísica, sino que a ella se acogen decenas de otros rótulos, aparecidos sucesivamente a lo largo de los decenios del siglo veinte, incluso dispuestos a sobrepasar también el límite de este, nuestro apenas iniciado siglo veintiuno.
En Italia, después de la Metafísica, se habló de valores plásticos y existió el grupo Novecento; Francia lanzó el rappel à l’ ordre( llamada al orden), y la cosa tuvo que ver también con las artes aplicadas cuando, en oposición al rígido funcionalismo predicado por el Bauhaus de Walter Gropius, las Arts Décoratifs se volvieron a presentar en una memorable muestra parisina en 1925. Después de la barrera de la Segunda Guerra Mundial, primero que todo se tuvo una orgía de“ novismo”, del Informal al New Dada, Nouveau Rèalisme, Pop Art, Arte Povera y así sucesivamente, con la tendencia a dejar la tierra quemada a las propias espaldas. Pero luego se volvió a asomar el habitual contragolpe: del seno mismo del Arte Povera nació el fenómeno representado por Giulio Paolini que ciertamente siguió valiéndose de medios pobres, o no tradicionales, o extraartísticos como la fotografía y el recurso a las palabras desnudas, pero con esos instrumentos fue a hurgar en los tesoros del museo. Se ha hablado de una completa temporada bajo el signo de la citación que, después de todo, como ya había ocurrido medio siglo antes, no se limitó a las artes visuales entendidas en sentido estricto, sino que pronto encontró cotejo en la arquitectura y en las artes aplicadas, y también en la
Giulio Paolini, La otra figura, yeso( instalación), 1984, Art Gallery de New South Wales( Sydney – Australia).