Agenda Cultural UdeA - Año 2010 OCTUBRE | Page 13

ISBN 0124-0854
N º 170 Octubre de 2010
Este fragmento hace parte de un texto titulado Todos somos historia. Un panorama de las historias de las culturas en Colombia. Lo publicamos como un aporte a los debates y las reflexiones a propósito de los Bicentenarios de la Independencias y de la programación académica y cultural, alusiva al evento, que se desarrollará durante el mes.

Vigencia de la( s) historia( s) cultural( es)

Eduardo Domínguez Gómez María Carolina Cubillos Vergara

La

memoria y la función de la historia se hacen presentes en los actuales debates en medio de una paradoja: aunque existe un mayor desarrollo tecnológico y crecen las posibilidades para realizar el estudio acerca del pasado, entre las nuevas generaciones se hace evidente el desconocimiento que las sumerge en un eterno presente colmado de situaciones que una y otra vez se reemplazan para dar la sensación de actualidad. Una situación de esta magnitud permite la permanencia de la historia oficialista, porque si nadie se preocupa por interrogar el pasado, ¿ quién renovará la historia plagada de sinsentidos e ideologías que perpetúan la idea de un pasado único, inamovible y grandioso, donde sólo aparecen como protagonistas personas excepcionales, grandes héroes y batallas, o mandatarios ensalzados por quienes detentan el poder o aspiran a alcanzarlo?
La historiografía colombiana posterior al Grito de independencia del 20 de julio de 1810 se construyó— como era costumbre— sobre bases que buscaban reflejar aquellos hechos políticos y económicos que los analistas
consideraran más significativos, junto con los personajes destacados que promovieron con sus pensamientos y acciones la idea de la independencia frente a España, y lideraron las decisiones en la construcción de la que después se llamaría República de Colombia. Muchas de esas versiones históricas, conocidas como historia patria, carecieron de pruebas suficientes o estuvieron plagadas de inconsistencias, atendiendo a intereses particulares, enfoques partidistas o simplemente al entusiasmo narrativo y a la buena voluntad de sus autores. 1
Esta realidad, que generó desazón en el mundo académico, fue el punto de inicio para la creación de propuestas y enfoques que buscaban recuperar la memoria a través de estudios relacionados con la cotidianidad, las instituciones, las creaciones artísticas, las tradiciones. Hacia mediados del siglo XX empezó un cambio de orientación, conocido como la Nueva Historia, que buscó superar las versiones bélicas, caudillistas y heroicas, en beneficio de