Agenda Cultural UdeA - Año 2010 JUNIO | Page 28

ISBN 0124-0854
N º 166 Junio de 2010 sucedió lo inesperado : en uno de sus ires y venires , mi papá dejó un acordeón en casa . Sin pensarlo dos veces y sin pedir permiso , me apoderé de él y lo llevé conmigo a todas partes , lo inspeccioné , experimenté con sus sonidos , reí , soñé … A la semana , cuando mi padre regresó , constató lo que su corazón ya presentía : “ Chane , mi hijo mayor , promete con el acordeón ”. Me compró entonces un acordeón de dos teclados y me enseñó la cumbia sampuesana del maestro Joaquín Betín .
Ese fue el comienzo de mi comunión con el acordeón . Los días y las noches nunca fueron suficientes ; entablamos desde entonces un diálogo que aún no termina . El deseo de llegar a ser como los grandes acordeoneros Alejo Durán , Abel Antonio Villa , Aníbal Velázquez , Alfredo Gutiérrez , o como mi propio padre , era una fuerza incontenible .
A finales de aquel año crucial , llegaron a los Palmitos los amigos corozaleros de mi padre , los hermanos Pérez , los Martelo y , entre ellos , el señor Hernán Paniza . Habían planeado una parranda en el rancho que mi papá había construido al fondo del patio . Inesperadamente , en el fragor de la parranda , mi padre se levantó del asiento donde cómodamente
departía con sus amigos y en un arranque de orgullo paterno dijo : “ Les presento a quien muy pronto será un gran músico ”. De inmediato supe que se refería a mí , y honrado por la confianza que mi padre depositaba en mi talento , salí con mi acordeoncito al pecho . Entre los parranderos causó gran impresión la seguridad con la que ejecuté los aires de la Sabana . Entonces el señor Paniza ( q . e . p . d .) me estrechó fuertemente y le dijo a mi padre : “ A este „ pelao ‟ me lo llevo a Corozal para que estudie con mi hijo en el Instituto de Pérez „ Che ‟, y en los ratos de descanso le enseñe a tocar el acordeón ”.
Fue así como al año siguiente fui a vivir a Corozal , hospedado en casa del señor Paniza , quien me acogió como a un hijo . Con Jorge , su hijo , asistíamos puntualmente a las clases y al regreso yo le mostraba los misterios del acordeón . Aquellos tiempos fueron de muchas responsabilidades y emociones intensas . Los condiscípulos del Instituto Aníbal Badel me pasearon por todas las semanas culturales que se realizaban en los colegios de la Sabana .
Recibí muchos reconocimientos , lo cual me motivaba aún más . Ese mismo año ( 1969 ) sufrimos un duro golpe : a mi papá le robaron el Festival Vallenato , pero el pueblo de