Agenda Cultural UdeA - Año 2010 FEBRERO | Page 30

ISBN 0124-0854
N º 162 Febrero 2010 hace a costa de los otros. El buen negociante paisa es un ladino que no tiene mayores inconvenientes en entrar y salir de la legalidad, siempre y cuando tal movimiento reporte ganancia. Por ello, quizás, no es gratuito que en otras regiones del país denominen a los estafadores como paisas.
Los buenos negociantes pueden llegar a ser tanto narcotraficantes como empresarios, o constituir, como actualmente sucede, un híbrido entre ambos, o sea el empresarismo mafioso, cruce que expresa la combinación entre prácticas culturales locales de realización de negocios y los valores y prácticas de un mundo global que vanagloria al mercado y a la empresa como la panacea. El empresario propio de este empresarismo mafioso, que se resiste a las intervenciones del Estado en el mercado, está ávido por hacer negocios y para ello acude al medio moderno para producir, conservar y, en especial, aumentar las ganancias: la empresa, una forma de organizar el trabajo para que sea altamente productivo y rentable. El empresarismo mafioso es la versión moderna del buen
negociante que, además de ser sagaz, cuenta a su favor con el conocimiento actual sobre la producción en masa para hacer los negocios altamente rentables.
Un ejemplo local del empresarismo mafioso es la denominada Oficina de Envigado. Es bastante llamativo que una de las organizaciones criminales más temida en la región utilice el sustantivo de oficina para sugerir el tipo de actividad que desarrolla. Inicialmente podría pensarse que tal denominación es una especie de sarcasmo— y quizás lo sea— de los narcotraficantes contra quienes acostumbran a diferenciarse de ellos al esgrimir que tienen un trabajo legal, honrado y de estatus.
Más allá de la ironía, lo cierto es que las llamadas oficinas( en plural porque en los barrios existen varias, según la presencia de grupos criminales) son los espacios donde los criminales organizan sus negocios, dan órdenes y acumulan las ganancias. La oficina, en esta situación, equivale a decir que el crimen es una forma de“ trabajo”