Agenda Cultural UdeA - Año 2010 FEBRERO | Page 12

ISBN 0124-0854
N º 162 Febrero 2010
En la década de 1980, como suele pasar con las clases o fracciones de clase emergentes, los narcotraficantes intentaron penetrar a la élite política y económica tradicional. Quisieron hacer parte de la membrecía de sus clubes, y cuando los rechazaron construyeron los propios. Entre tanto, siguiendo un patrón común a los emergentes en el mundo, adquirieron bienes arquitectónicos y artísticos, característicos por lo costosos, pero también por lo cursi y primitivo— gusto no ajeno a las élites tradicionales—. Y allí estuvieron fracciones de la clase media, ayudándoles a construir su distinción. Fueron arquitectos, ingenieros, artistas, periodistas, modelos, médicos y abogados los que, entre otros, se sumaron a los ya integrados: químicos y diestros conocedores de las artes castrenses que hacían parte de las nóminas y organigramas de los carteles. desde la ventanilla siniestra del Banco de la República hasta la financiación de los proyectos empresariales más diversos, donde tanto miembros de la clase dominante como de la clase media se hicieron los de la vista gorda e incrementaron sus fortunas.
Pero cuando fueron por el poder político de forma abierta, y cuando la presión de los norteamericanos pesó más sobre la élite colombiana, se armó una guerra de vastas proporciones, en la que a la lucha contra la extradición de los capos del narco hicieron coro ideólogos formados tanto en los partidos tradicionales como en la izquierda, todos ellos de la respetada clase media; y en contra de la violencia y del terrorismo, un escuadrón con conocimiento y experiencia acumulada: antiguos policías, militares y guerrilleros, igualmente de extracción de clase media.
A mediados de esa década, al sobrevenir la crisis bancaria— en buena parte originada por la corrupción de los banqueros—, se irrigaron a la economía dineros provenientes del narcotráfico:
En la década de 1990, al ser destruidos los grandes carteles, el narcotráfico persistió bajo la forma de pequeños carteles de“ traquetos” que heredaron las rutas, pero que cambiaron de estilo