ISBN 0124-0854
N º 172 Diciembre de 2010 recuerda con violencia mi carácter de profesional de la reparación colectiva ... ¿ Le debo el infortunio a mi debilidad física ? Sé que no . He ascendido gimnasios y montañas , y soy un dechado de vigor . Pero a la hora de invocar cosechas o alejar plagas , se me rodea de lo que aborrezco : lavado de manos , santificaciones , aprestamiento de los tabernáculos , oficios de reconciliación , concupiscencia homicida sobre mi cuello ... Para qué sigo . He implorado , he denunciado sin tregua , he ido de la fuga a la huelga de hambre . En vano todo . Al apagarse mi contienda , se me reinstala sobre el ara , se me achaca vicio tras vicio y hay gran irritación si no me ajusto notoriamente al modelo de las depravaciones que reclaman castigo … ¿ Por qué yo ? Desde el punto de vista teológico , no tienen derecho . La ciencia de las relaciones exactas con Dios ha avanzado mucho y ha prescindido de la representación significativa . Y si quieren una negociación masiva de los pecados , adquieran un símbolo desechable y déjenme en paz . El desaliento interrumpió el alegato .
Esta vez la Víctima Insustituible se equivocaba . Por motivos que iban del arrepentimiento histórico al miedo ante el desprestigio moral , la opinión pública se apropió conmovida de sus razones . “ Hemos destinado a una especie al infierno del sacrificio interminable y , psicológicamente , nos hemos condenado con eso . No es tolerable ni moderno que a uno solo se le abrume con todos los delitos . Ya no son admisibles los ritos oprobiosos y aviesos contra una minoría ”. El antiguo objeto de las propiciaciones conoció la libertad y no se acongojó en los días ceremoniales . Acaecieron
inundaciones y temblores y él domeñó su impulso de esconderse . No le molestaron epidemias , bombardeos , atentados , accidentes . El sol no lo fatigó de día ni la luna de noche .
A su alrededor la vida se fue complicando . Al no haber ya un responsable instantáneo , menudearon tragedias y desastres . Ahora semana a semana se definía por la fuerza de las armas quién sería victimario y quién víctima . Desgastadas , en ruinas , las partes contendientes llegaron a un acuerdo . Hicieron a un lado la risible formulita : “ Todos somos culpables ” y , arguyendo que lo moderno y justo era respetar las tradiciones y la identidad de cada especie , devolvieron al Chivo Expiatorio a su oficio inmemorial , no por descargar en alguien el pago de todas las faltas , sino porque , viéndolo bien , cada quien sirve para una sola cosa en la vida .
Carlos Monsiváis ( Ciudad de México , 4 de mayo de 1938 - 19 de junio de 2010 ) fue quizá uno de los más prolíficos escritores mexicanos de los últimos tiempos . También uno de los más importantes en los ámbitos de la prosa , el ensayo crítico y la opinión pública en México y en Hispanoamérica . Algunas de sus obras son : Días de guardar , Amor perdido , Cultura urbana y creación intelectual . El caso mexicano , De qué se ríe el licenciado ( una crónica de los 40 ), El poder de la imagen y la imagen del poder , Entrada libre . Crónicas de la sociedad que se organiza , Escenas de pudor y liviandad , El teatro de los Insurgentes : 1953-1993 , Rostros del cine mexicano , Los rituales del caos , Cultura popular mexicana , Aire de familia . Colección de Carlos Monsiváis , Del rancho al Internet , Protestantismo , diversidad y tolerancia , Las alusiones perdidas , Antología personal , Apocalipstick , Historia mínima de la cultura mexicana en el siglo XX , Democracia , primera llamada . El movimiento estudiantil de 1968 y Que se abra esa puerta . Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual . Los textos aquí publicados , así como las magníficas ilustraciones de Francisco Toledo , son extractados del Nuevo Catecismo para indios remisos ( México , Ediciones Era , 1996 ).