Agenda Cultural UdeA - Año 2010 DICIEMBRE | Page 10

ISBN 0124-0854
N º 172 Diciembre de 2010

Embargo

José Saramago
Yosimar Rendón Saraza , Taller complementario de ilustración , Facultad de Artes Universidad de
Antioquia

Se

despertó con la sensación aguda de un sueño degollado y vio delante de sí la superficie cenicienta y helada del cristal , el ojo encuadrado de la madrugada que entraba , lívido , cortado en cruz y escurriendo una transpiración condensada . Pensó que su mujer se había olvidado de correr las cortinas al acostarse y se enfadó : si no consiguiese volver a dormirse ya , acabaría por tener un día fastidiado . Le faltó sin embargo el ánimo para levantarse , para cubrir la ventana : prefirió cubrirse la cara con la
sábana y volverse hacia la mujer que dormía , refugiarse en su calor y en el olor de su pelo suelto . Estuvo todavía unos minutos esperando , inquieto , temiendo el insomnio matinal . Pero después le vino la idea del capullo tibio que era la cama y la presencia laberíntica del cuerpo al que se aproximaba y , casi deslizándose en un círculo lento de imágenes sensuales , volvió a caer en el sueño . El ojo ceniciento del cristal se fue azulando poco a poco , mirando fijamente las dos cabezas posadas en la almohada , como restos olvidados de una mudanza a otra casa o a otro mundo . Cuando el despertador sonó , pasadas dos horas , la habitación estaba clara .
Dijo a su mujer que no se levantase , que aprovechase un poco más de la mañana , y se escurrió hacia el aire frío , hacia la humedad indefinible de las paredes , de los picaportes de las puertas , de las toallas del cuarto de baño . Fumó el primer cigarrillo mientras se afeitaba , y el segundo con el café , que , entretanto , se había enfriado . Tosió como todas las mañanas . Después se vistió a oscuras , sin encender la luz de la habitación . No quería despertar a su mujer . Un olor fresco a agua de colonia avivó la penumbra , y eso hizo que la mujer suspirase de placer cuando el marido se inclinó sobre la cama para besarle los ojos cerrados . Y susurró que no volvería a comer a casa .
Cerró la puerta y bajó rápidamente la escalera . La finca parecía más silenciosa que de costumbre . Tal vez por la niebla , pensó . Se había dado cuenta de que la niebla era como una campana que ahogaba los sonidos y los transformaba , disolviéndolos , haciendo de ellos lo que hacía con las imágenes . Habría niebla . En el último tramo de la escalera ya podría ver la calle y saber si había