ISBN 0124-0854
N º 164 Abril de 2010
En “ Canción primera ” el poeta canta de pie ; ha vivido el momento atroz en que el amor es muerte y puede decir al hombre ( a cualquier hombre que escuche su voz enardecida ), que el hombre ha roto su unidad con la tierra , que ésta se aleja y se cierra ante la voracidad destructiva que somos .
El abismo se ha abierto ; separa al hombre del aire , del agua , del suelo , del fuego , del olivo , de la nieve , del viento … La tierra , como si fuera hoy , está rota y cansada , cansada del hombre , crueldad desnuda , el hombre es una garra de tigre que acecha incluso al hijo , pues el hombre acecha al hombre y el futuro que viene es el tiempo de los asesinos . la suya propia , que es como la de su “ Niño yuntero ”, “ una grandiosa espina ”; pero el poeta hace que broten rosas de esa espina .
Por eso su casa , vacía , rústica y pobre , “ regresará del llanto a donde fue llevada ” y cuando este regreso se cumpla , los besos serán flores sobre las almohadas y los amantes cuerpos , enlazados bajo las sábanas , respirarán el perfume nocturno del amor indestructible .
La garra del acechante hombre es ahora una garra suave , una mano humana que acaricia sapiente , entonces , sólo entonces , el poeta , condenado , pide que se le deje la esperanza .
En “ Canción última ”, el poeta nombra su casa , que es quizá su celda , la cual no está vacía sino pintada pero “ del color de las grandes pasiones y desgracias ”. La tragedia y la desdicha han caído definitivamente sobre la existencia de este joven hombre que ama la vida irremediablemente , toda vida y
Carlos Enrique Ortiz es Magíster en Filosofía del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia . Ha publicado los libros de poesía : Pensamiento y sacrificio , Estiaje , Orvalho y El óvalo de las auroras . Actualmente se desempeña como profesor en la Universidad de Medellín . Escribió este artículo especialmente para la Agenda Cultural Alma Máter .