ISBN 0124-0854
N º 159 Octubre de 2009
sabiduría no conoció mujer . ¡ Si el sabio viviera le recriminaría no seguir su ejemplo de pureza !
—¿ Acaso no sabe usted del éxtasis de los sentidos ? — dije mientras me desprendía de la ventana e iba hacia la puerta —. Las vías del conocimiento no son exclusivamente las de la inteligencia .
— No quiero mi ilustración a expensas de mis costumbres — respondió tajante . Su voz me advirtió que se movía dentro de la torre .
— Hay otro camino para llegar a la Luz Divina , no lo busque fuera de usted . ¡ Somos un cuerpo ...! Los ojos le permiten admirar el firmamento , el gusto le indica el veneno mortal de los ácidos y la ponzoña , las manos le revelan la dulzura y la arista aguda de las cosas ; son pequeños escalones que llevan al conocimiento , es cierto . Pero hay más ..., el contacto con otra piel puede revelarle misterios del universo .
—¡ Se equivoca , hay que evitar los estímulos enérgicos ! — replicó —. Prefiero templar el cuerpo apagando el fuego de las pasiones .
A punto de revelarle uno de mis mayores secretos observé la casa por si alguien nos estuviera escuchando . El jardín botánico a medio día se encontraba solo y parecíamos Francisco José y yo los únicos seres vivos en ese instante . Una lloviznita fina comenzó a caer y me pegué a la puerta del Observatorio , buscando el amparo del techo que no tenía la torre . Así me abracé al muro .
— Sentir el cuerpo y silenciarlo en el momento de mayor goce es el secreto de la contemplación de las esferas más altas . — Dije apagando mi voz en la piedra .
—¿ Sentirlo y silenciarlo ? ¡ No entiendo ! — objetó .
— No es el silencio que piensa . Cuando sentimos en la lucha con otro cuerpo que vamos a llegar a la felicidad más alta y cabalgamos en la ola del placer ; entonces , por nuestra voluntad , nos silenciamos .
Observé de nuevo el solar desierto de la Casa . La llovizna comenzó a caer más fuerte . Continué en voz baja :