N º 152 Marzo de 2009
ISBN 0124-0854
N º 152 Marzo de 2009
permite que nos asomemos a un modo muy distinto de entender lo que es cultura y lo que es desarrollo, más allá de los enfoques tradicionales de ambos términos. 4
Basta revisar la programación para constatar que los renovados vínculos entre cultura y desarrollo pasan por lo local, comprometen la gestión de las administraciones al ampliar el horizonte de su responsabilidad social, y enriquecen los ejes de actuación de las colectividades, las organizaciones de la sociedad civil y del Estado, al introducir en el ejercicio de los planes de desarrollo y en las demandas del sector cultural los asuntos del patrimonio cultural y la pluralidad de las memorias, el despegue y consolidación de las industrias y los emprendimientos culturales, los retos de la planeación del desarrollo desde la cultura, los procesos de inclusión en la diversidad y la importancia creciente de la denominada cooperación cultural para el desarrollo.
Del reducido ámbito de la cultura como un espacio privilegiado de las tradiciones letradas y las“ bellas artes”, o del desarrollo restringido al marco de la economía en una sociedad, se ha hecho tránsito a enfoques cualitativamente más complejos e interrelacionados, hasta el punto no solo de reconocer su interdependencia sino, como se señaló desde la década del noventa, reconocer que la cultura se ha convertido en la base, el medio y la finalidad última del desarrollo en el mundo contemporáneo. Por presencia o por ausencia, la importancia del tema ha llevado a reconocer que“ todas las teorías del desarrollo son al mismo tiempo teorías de la cultura. Los planes de desarrollo, en sus diversas escalas territoriales y en las múltiples‘ dimensiones’ de que tratan, conllevan de modo explícito o implícito una política cultural y, en consecuencia, una postura frente a la cultura” 5. Una positiva prueba de ello la encontramos en un documento oficial de inicios de la década del ochenta, en el que se señala con lucidez que“ la cultura no es ajena al proceso de desarrollo; por el contrario, es una dimensión fundamental y contribuye a fortalecer la independencia, la soberanía y la identidad” 6.
Existe un importante acumulado de experiencia y de conocimiento en la región, que ha contribuido ha dibujar rutas y metas para la política cultural en lo local y nacional7, en una suerte de espiral virtuoso que comienza a conectar los territorios y las colectividades, las instituciones y las redes culturales, las