N º 155 Junio de 2009
ISBN 0124-0854
N º 155 Junio de 2009
pintura dispuesta a todas las exploraciones de un mestizaje que sólo podía someterse a los nombres dados por el arte. Pese a lo anterior, a la imagen creada por Lam se le puede restituir la aspiración con que intentó contribuir a la creación de un mundo de referencias visuales netamente americano, anclado en datos ontológicos ancestrales y en exigencias estéticas contemporáneas. La imagen abigarrada de formas que pugnan por imponerse en medio de una fronda de referencias míticas y totémicas, de construcciones vegetales absorbentes y destructivas, encarna la primera pregunta que la pintura de vanguardia surgida en América formuló a la historia del arte y a su relación con las formas subalternas de la producción visual.
Recordemos, sin embargo, la crítica de Hal Foster a ese surrealismo disidente que encomió la negritud, el mito, la magia y el vudú como testigos inmejorables de la otredad, y del que, en cierta medida, Carpentier y Lam hicieron parte. El problema, según el crítico norteamericano, es político y ético: pretender que el arte es el lugar de la transformación social o creer que en nombre del otro-cultural se pueden hacer todas las reivindicaciones posibles no deja de tener un efecto falsificador. Como creía Benjamin, ninguna obra de arte es revolucionaria si no hace apuestas formales rupturistas que comprometan su exclusividad social. El arte contemporáneo cubano hace suyo este imperativo que el escritor alemán consumó en el ensayo“ El autor como productor” y reemplaza la interacción de los productores con la interacción de los formuladores de símbolos y objetos artesanales o mediáticos, presididos por una clara voluntad de espiritualización y representación social.
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Alberto Díaz“ Alberto Korda”( 1928-2001), El guerrillero heroico, fotografía, 1960