N º 155 Junio de 2009
ISBN 0124-0854
N º 155 Junio de 2009
Isla mía ¡ qué bella eres y qué dulce !
Por : Dulce María Loynaz *
Isla mía , ¡ qué bella eres y qué dulce ! Tu cielo es un cielo vivo , todavía con un calor de ángel , con un envés de estrellas . Tu mar es el último refugio de los delfines antiguos y las sirenas desmaradas . Vértebras de cobre tienen tus serranías y mágicos crepúsculos se encienden bajo el fanal de tu aire . Descanso de gaviotas y petreles , avemaría de navegantes , antena de América : hay en ti la ternura de las cosas pequeñas y el señorío de las grandes cosas . Sigues siendo la tierra más hermosa que ojos humanos contemplaron . Sigues siendo la novia de Colón , la Benjamina bien amada , el paraíso encontrado . Eres , a un tiempo mismo , sencilla y altiva como Hatuey ; ardiente y casta como Guarina . Eres deleitosa como las frutas de tus árboles , como la palabra de tu apóstol . Hueles a pomarrosa y a jazmines ; hueles a tierra limpia , a mar , a cielo . Cuando te pintan en los mapas , a contraluz sobre ese azul intenso de litografía , pareces una fina iguana de oro , un manjuarí dormido a flor de agua . Pero también pareces un arco entesado que un invisible sagitario blande en la sombra , apunta a nuestro corazón . Isla grácil , te visten las auroras y las lluvias ; te abanica el terral ; te bailan los solsticios de verano . Como diana libre y diosa , no quieres más diadema que la luna , ni más escudo que el sol naciente con tu palma real . La mala bestia no medró en tus predios , y jamás ha muerto en ti un solo pájaro de frío . Idílicas abejas pueblan de miel la urdimbre de tus frondas ; allí vibra el zunzún desprendido del iris , y destilan música viva los sinsontes . Escarcha de sal y de luceros , te duermes , isla niña , en la noche del trópico . Te reclinas blandamente en la hamaca de las olas . Tienes la rosa de los vientos prendida a tu cintura ; tus mayos están llenos de cocuyos ; tus campos son de menta , y tus playas , de azúcar . Varas de san José en trance de bodas , tórnanse todos los gajos secos clavados en tu tierra taumatúrgica . Roca de Moisés , todas tus piedras preñadas de surtidores .