ISBN 0124-0854
N º 156 Julio de 2009
De regreso a la Luna
Por: Jorge Iván Zuluaga *
Se nos quedó chiquita la Tierra. Al menos esa parece ser la impresión que da ver la creciente presencia física y mental del hombre en el espacio. Cada día parecen surgir nuevos proyectos de llevar hombres con propósitos científicos o turísticos en trayectorias suborbitales o de ponerlos en órbita por semanas( bueno, ya lo estamos haciendo de forma regular, realmente). Llevarlos a la Luna, a Marte y más allá, son proyectos de los que se habla más frecuentemente. Las aspiraciones científicas y el deseo como especie de expandir nuestros dominios allende la troposfera parece ilimitado y nuestro impulso para hacerlo realidad, imparable. No sé si muchos de ustedes se habrán formulado la misma pregunta antes, pero ¿ para qué queremos hacer todo esto? No quiero prometerles aquí una reflexión verdaderamente interesante o informada sobre las dudas que en muchos de nosotros despiertan los proyectos de llevar hombres al espacio, con propósitos que a duras penas parecen entenderse cabalmente. Sólo quiero compartir algunas reflexiones sobre un estudio publicado por la NASA( Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, según su sigla en inglés) y divulgado a través de una nota en internet en febrero de 2007 con el título de“ 181 cosas para hacer en la Luna”, en el que después de recoger ideas de muchas fuentes, elaboró un inventario( seguramente no el último) de ideas sobre las cosas que los seres humanos podríamos hacer en la Luna. La verdad es que el inventario no necesariamente tiene que ver con cosas que el hombre tendría que hacer estando presente en cuerpo y alma. Estaciones enteramente automatizadas podrían hacer muchas de las cosas que se sugieren allí. Al leerlas, sin embargo, no dejé de pensar en éste como un esfuerzo para justificar el regreso del hombre a nuestro satélite artificial y, naturalmente, su posterior permanencia en este inhóspito sitio.
En la nota mencionada, se describen casi dos centenares de“ cosas” para hacer en la Luna, que van desde construir observatorios astronómicos, crear estaciones para el lanzamiento de naves a Marte, hasta otras, bastante curiosas y originales, como crear centrales energéticas o construir observatorios oceanográficos. He seleccionado para este escrito un puñado de ideas que me atrajeron por su originalidad e ingenio, pero que, como lo dije, me llevaron a insistir en mi incredulidad sobre la verdadera utilidad de llevar hombres a la Luna. Déjenme enumerarles algunas de ellas y, de paso, compartirles mis dudas y admiración por esas ingeniosas ocurrencias. Me he tomado un poco la libertad