ISBN 0124-0854
N º 161 Diciembre 2009
Sólo los invisibles
Lía Master
Diciembre en Tel Aviv. Nada. O casi nada. Una semana antes de la Navidad se habrán ya apagado aquí las luces de Jánuka, la fiesta judía de las luminarias, en la que cada día, con la caída del sol, se prende una velita más hasta completar ocho; los niños reciben regalos, sólo los niños, y juegan con un trompo que llaman sevivón y todos nos llenamos la panza con suvganiot, unos buñuelos rellenos de mermelada de fresa muy parecidos a las berlinas del Astor. A veces las velas de Jánuka coinciden con las velitas que se prenden allá a principios de diciembre, pero no este año en el que después de Jánuka ya no habrá más celebraciones judías hasta antecitos de la entrada de la primavera.
Manuela Betancourt, Marchante, tinta sumi y acrílico sobre papel.
Este diciembre, el 24 cae jueves, lo mismo que el 31, una semana después, como cada año desde que se implementó esta manera nuestra de medir el tiempo. Un jueves. Sería una