ISBN 0124-0854
N º 141 Marzo 2008 procedimientos de pensamiento y de negociación que pueda hacer surgir verdaderas inteligencias colectivas se plantea con particular urgencia. Las tecnologías intelectuales no ocupan un sector como cualquier otro de la mutación antropológica contemporánea; son potencialmente la zona crítica de ellos, el lugar político. ¿ Se necesita subrayarlo? No se reinventarán los instrumentos de la comunicación y del pensamiento colectivo sin reinventar la democracia, una democracia compartida en todos los lugares, activa y molecular. En este punto de inversión total o de conclusión aventurada, la humanidad podría reconquistar su futuro. No poniendo su destino entre las manos de algún mecanismo pretendidamente inteligente, sino produciendo sistemáticamente las herramientas que le permitan constituirse en colectivos inteligentes, capaces de orientarse dentro de los mares tormentosos de cambios.
El espacio del nuevo nomadismo no es el territorio geográfico ni el de las instituciones o de los Estados, sino un espacio invisible de conocimientos, de saber, de potencias de pensamiento en cuyo seno nacen y se transforman
cualidades de ser, maneras de actuar en sociedad. No se trata de los organigramas del poder, ni de las fronteras de las disciplinas, ni de las estadísticas comerciales, sino del espacio cuantitativo, dinámico, vivo de la humanidad en el proceso de hallarse produciendo su mundo.
¿ Dónde leer los mapas móviles de este espacio fluctuante? Terra incógnita. Incluso si usted lograra por su cuenta la inmovilidad, el paisaje no dejaría de pasar, de girar alrededor de usted, de infiltrarlo, de transformarlo desde el interior. Ya no se trata del tiempo de la historia, referido a la escritura, a la ciudad, al pasado, sino de un espacio moviente, paradójico que nos llega también del futuro. No lo interiorizamos como una sucesión, únicamente interrogamos a las tradiciones a su respecto, por peligrosas ilusiones ópticas. Tiempo errante, transversal, plural, indeterminado, como el que precede a todos los orígenes.
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Los primeros nómadas seguían a los rebaños, que buscaban a su vez el alimento, según las estaciones y las