ISBN 0124-0854
N º 150 Diciembre 2008
La elevada Rubén Darío Lotero
Es fácil ~ acer un globo. Vamos hasta la papelería y compramos ocho pliegos de colores diferentes de papel de china. Y en la tarde, estamos yo y mi amigo, arrodillados en el piso del garaje, construyendo nuestra casa para una candela. Partimos los pliegos de papel en diagonal. Deslizamos la yema del dedo con engrudo por los bordes del pliego; lo juntamos con otro, al revés, y así vamos tejiendo esa ave nocturna, ese vestido de colores para que pase su noche de boda con el cielo. Con alambre delgado hacemos la candileja que sostendrá la mecha.-Busca un trapo viejo y esperma.-¿ Hay petróleo? ¿ No? Hay que comprarlo en la bomba de gasolina de San Juan. Y esta noche no falten para que ayuden a elevarlo. Corremos con el globo para que se llene de aire. Como es un globo pequeño, lo inflamos a punta de viento, con una tapa de cocina. Congregada la familia alrededor, cada uno toma una esquina. Le prendo la mecha y espero a que se caliente un poco.
-Que no vaya a volverse ceniza- parece rezar el amigo.-¿ Dónde irá a caer?- pregunta el pequeño.-Hay que acostar al niño para ponerle los regalos susurra mi madre.
-No me sueltes la mano, por favor. ¿ Acaso no sientes que puedo irme como este globo que sostenemos? No me sueltes, si aún me quieres- le dice seria, mi hermana a su novio.-Cuidado con la esperma caliente. Ya comenzó a gotear y quema fácilmente- afirma mi padre, siempre preocupado. Ya tira el globo. Humea. Lo cojo de la candileja con cuidado. Ya es tiempo de soltarlo. Tiene los pulmones llenos. Lo suelto. El globo sale presuroso, de lado, como si lo llevara una novia invisible. Y se va elevando, elevando, hasta ser una lámpara del cielo, que ilumina su propio camino.