Agenda Cultural UdeA - Año 2008 ABRIL | Page 13

ISBN 0124-0854
N º 142 Abril 2008
Darío:
Kants y Nietzsches y Schopenhauers ebrios de cerveza y azur iban, gracias al calembour, a tomarse su chop en Auer’ s
y más cerca aún, Xavier Villaurrutia:
Y mi voz que madura y mi bosque madura y mi voz quemadura y mi voz quema dura.
Pero lo anterior no tiene casi nada que ver con que Onís sea asesino, o con que aman a Panamá, o con que seamos seres sosos, Ada.
DÁBALE ARROZ A LA ZORRA EL ABAD. ANITA LAVA LA TINA, etcétera.
Y es aquí donde los asesinos de salón que hacen juegos de palabras para acabar con las conversaciones se encontrarían con una verdadera dificultad. Pruébenlo. Hace ya varios años nos entregábamos a este inocente juego( lo más que requiere es un poco de silencio y mirar de cuando en cuando al techo con un papel y un lápiz en la mano) un grupo de ociosos del tipo de Juan José Arreola, Carlos Illescas, Ernesto Mejía Sánchez, Enrique Alatorre, Rubén Bonifaz Nuño, algún otro y yo. Durante tardes enteras o noches a la mitad tomábamos nuestros papelitos, trabajábamos silenciosos y allá cada vez nos comunicábamos con júbilo nuestros hallazgos.
Ahora te lo explico. La otra noche me encontré al señor Onís, hijo del señor Onís, en una reunión de intelectuales. En cuanto me lo presentaron dije viéndolo fijamente a los ojos: ¡ Onís es asesino! Cuando noté que, aterrado, estaba a punto de decirme que sí, de confesarme algo horrible, me apresuré a explicarle que se trataba de un simple palindroma. Qué gusto sentí al notar que el alma le volvía al cuerpo. Recuerda que palindromas son esas palabras o frases que pueden leerse igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, según declara valientemente la Academia de la Lengua, aunque llamándolas palíndromos, como si no fuera mejor del otro modo. Los vimos en la escuela: ANILINA.
Estas cuatro o cinco cuartillas quieren ser un homenaje y un reconocimiento al talento( entre otros) para el palindroma de Carlos Illescas, positivo monstruo de este deporte, quien de pronto levantaba la mano, pedía silencio y decía, como hablando de otra cosa: Aman a Panamá, o Amo la paloma, o sea
AMAN A PANAMÁ O AMO LA PALOMA por cualquier lado que los mires o quieras amarlos; mientras nosotros, yo por lo menos, nos debatíamos repitiendo ROMA AMOR ROMA
AMOR, para que él nos saliera al rato con algo tan humillante como esto: ADELA, DIONISO:
NO TAL PLATÓN, O SI NO, ID A LEDA, lo que acababa de sumirnos en la desesperación y la