ISBN 0124-0854
N º 136 Septiembre de 2007 saben negociar con él y fijarle sus condiciones. Los gatos de Estambul— explicó el Gaviero— son de una sabiduría absoluta. Controlan por completo la vida de la ciudad, pero lo hacen de manera tan prudente y sigilosa que los habitantes no se han percatado aún del fenómeno. Esto debe venir desde Constantinopla y el Imperio de Oriente. Voy a decirle por qué: yo he estudiado meticulosamente los itinerarios que siguen los gatos, partiendo del puerto, y siempre recorren sin jamás cambiar de rumbo, los que fueron los límites del palacio imperial. Éstos no existen ya en forma evidente, porque los turcos han construido casas y abierto calles en lo que antes era el espacio sagrado de los ungidos por la Theotokos. Los gatos, sin embargo, conocen esos límites por instinto y cada noche los recorren entrando y saliendo de las construcciones levantadas por los infieles. Luego suben hasta el final del Cuerno de Oro y descansan un rato en las ruinas del palacio de las Blaquernas. Al amanecer regresan al puerto para tomar cuenta de los barcos que han llegado y verificar la partida de los que dejan los muelles. Ahora bien, lo inquietante es que si usted lleva un gato de otro país y lo suelta en el puerto de Estambul, esa misma noche el recién venido hace, sin vacilación, el recorrido ritual. Esto quiere decir que los gatos del mundo entero guardan en su prodigiosa memoria los planos de la augusta capital de Comnenos y Paleólogos. Esto no he querido confiárselo a nadie porque
El mausoleo octogonal la imbecilidad de la gente es inconmensurable y hay secretos que no merecen que les sean dichos. Pero mi familiaridad con los gatos de Estambul va más allá. Siempre que llego allí, me están esperando algunos viejos amigos de la familia felina y desde el instante en que piso tierra, hasta cuando subo la escalerilla para partir, me siguen a todas partes. Dos de ellos responden a nombres que les he dado, son Orifiel y Miruz. Sería largo contarle los rincones que estos dos amigos me han revelado, pero puedo decirle que cada uno está íntimamente relacionado con la historia de Bizancio. Le puedo enumerar algunos: el sitio donde fue torturado Andrónico Comneno; el lugar donde cayó muerto el último emperador, Constantino IX Paleólogo;