ISBN 0124-0854
N º 139 Diciembre de 2007 depende estrechamente de los mercados laborales, en tanto responde, en buena medida, a demandas de fuerza de trabajo, el segundo se mueve, en lo fundamental, según los requerimientos de la demanda de sustancias psicoactivas prohibidas. No obstante, es innegable que entre ambos fenómenos hay asociaciones, interacciones y afectaciones mutuas, así como, en casos locales de migración o narcotráfico, relaciones de causalidad entre ellos. El propósito de éste artículo es mostrar la naturaleza de tales asociaciones e interacciones, e incursionar en los alcances generales de las mismas, particularmente en lo que tiene que ver con los efectos sobre las migraciones y los emigrantes mismos.
La historia general de las migraciones internacionales colombianas está aún por escribirse; apenas existen referencias aisladas, generalmente en estudios acerca de corrientes específicas o de grupos de inmigrantes en algunos destinos. Con tal información como guía, se ha tendido a hablar de“ olas migratorias” asociadas en su mayoría a períodos críticos de la vida nacional, particularmente en lo político y económico.
No obstante, tales“ olas”, seguramente reales en los casos estudiados, quizás no lo sean con referencia a la migración colombiana en su conjunto, que, con base en algunos datos disponibles( por ejemplo la encuesta realizada en el 2004 a los Beneficiarios de Remesas
Internacionales en Colombia— EBRIC—, según la cual veintidós mil emigrantes colombianos enviaban remesas desde todo el mundo) han ido aumentando y cambiando de dirección, gracias a circunstancias relacionadas con políticas migratorias y condiciones y volúmenes de la demanda de fuerza laboral.
Desde la segunda mitad de los noventa se hace evidente un significativo incremento de los flujos de salida, superando los doscientos mil emigrantes durante el 2001 y el 2002, lo que constituye quizás la verdadera primera“ gran ola”, en la cual se destacan como destinos España y Estados Unidos y, en menor medida, otros países como Canadá, Costa Rica, Francia, Italia, y sitios tan lejanos como Israel y Japón. En consecuencia, el interés por los colectivos colombianos empieza a surgir en otros sitios, entre ellos España, el Reino Unido y Ecuador. A la fecha, el total de colombianos en el exterior puede estar cercano a tres millones y medio, si se parte del cálculo hecho por el DANE de 3.331.107 para el año 2005.
De otro lado, la vinculación de Colombia al mercado internacional de sustancias psicoactivas ilegales, que en adelante se denominará narcotráfico, es previa a las primeras emigraciones importantes desde el territorio, teniéndose noticias de que ya en las primeras décadas del siglo pasado el país era importador de cocaína y opiáceos, y que en