Agenda Cultural UdeA - Año 2007 NOVIEMBRE | Page 12

ISBN 0124-0854
N º 139 Diciembre de 2007
No puede ser casual que esta idea de ciudadanía sea casi idéntica a la concepción del espacio en la física aristotélica . El espacio aristotélico es finito ; es el lugar de la cosa y , siendo así , cuando una cosa se desplaza , lo hace con su lugar . No pueden existir dos cosas en un lugar o un lugar para dos cosas . El contorno del espacio es el del lugar que ocupa la cosa . Y ese espacio-lugar le ha sido asignado por naturaleza , no puede ser desarraigada , desnaturalizada , desterritorializada . Sólo la puede arrancar un acto violento y aún así la cosa tiende a buscar su lugar natural . Lo mismo pasa con la ciudadanía . Tener un lugar es un privilegio porque confiere estatus , estabilidad , establecimiento , institucionalidad , estatuto , constitución , politicidad , pertenencia a la polis que es el lugar natural . Por ello es mejor el suicidio que el exilio , como lo quiso demostrar Sócrates .
Como el espacio y la ciudadanía son algo natural , cada cosa y cada persona ocupan su lugar natural . No otro distinto del asignado naturalmente . Ocupar otro lugar es
desarraigarse una cosa de su lugar o una persona de su ciudadanía . Al ser los lugares algo natural , las posiciones en el espacio no
Las dos Fridas , Frida Kahlo , 1939 .
son convenciones sino puestos , tópicos . Arriba y abajo , izquierda y derecha son posiciones naturales , imposibles de cambiar , salvo por fuerzas violentas . Es por ello que podemos entender que esta idea del espacio “.... está más cerca de lo que podríamos denominar un espacio vital : el espacio de una habitación , de una casa o de una comunidad ” 1 o del “ terruño ”. Es esa forma de ciudadanía , mistificada por el romanticismo político , que se recuerda en las poesías patrióticas y en las