Agenda Cultural UdeA - Año 2007 MARZO | Page 3

ISBN 0124-0854
N º 130 Marzo de 2007

Defensa del lenguaje

Por Pedro Salinas
Motivos
¿ Por qué he escogido este tema? Si nos atenemos a esa propensión, tan frecuente hoy día, de considerar la especialización en una rama de estudios como requisito indispensable para poder hablar de cosa alguna, yo no debía hablar del lenguaje. No soy filólogo ni lingüista. Nunca he mirado el idioma desde la vertiente científica. Pero tres motivos coincidentes me llevaron a escoger este tema. Uno, el primero, la emoción sentida, después de varios años de residencia en país de habla inglesa, al encontrarme en un aire, digámoslo así, en un aire lingüístico español. Cuando se siente uno rodeado de su mismo aire lingüístico, de nuestra misma manera de hablar, ocurre en nuestro ánimo un cambio análogo al de la respiración pulmonar; tomamos de la atmósfera algo, impalpable, invisible, que adentramos en nuestro ser, que se nos entra en nuestra persona y cumple en ella una función vivificadora, que nos ayuda a seguir viviendo. Sí, he vuelto a respirar
español en las calles de San Juan, en los pueblos de la isla. Y he sentido una gratitud, no sé a quién, al pasado, al presente, a todos y a ninguno en particular, gratitud a los que me dieron mi idioma al nacer yo, a los que siguen hablándolo a mi lado. El segundo motivo no nace como el anterior de la intimidad de mi ser: procede de la observación, repetida en estos años últimos innúmeras veces, de un fenómeno que se me representa como universal dentro de los pueblos cultos, y es la intensificación de la atención concedida a la reflexión sobre la lengua. No ya en el aspecto científico, no; no aludo a los progresos de la filología y la lingüística, a los esfuerzos cada día más fecundos de los especialistas, que han hecho objeto principal de su vida el estudio del idioma; me refiero al creciente movimiento de la atención del público medio, en general del hombre no especializado, hacia el idioma. Excelente síntoma de nuestros días. Al hombre le preocupa su lengua. ¿ Por qué será? ¿ Por pura curiosidad intelectual, por urgencia desinteresada de su mente? No lo creo.