Agenda Cultural UdeA - Año 2007 MARZO | Page 16

ISBN 0124-0854
N º 130 Marzo de 2007
Al poco , comencé a padecer también de problemas sintácticos . Las frases se me quebraban a la altura de los verbos , como varillas de cristal demasiado finas . Me asusté un poco , porque vivo de fabricar esas varillas , así que intenté construir frases gruesas y cortas , del tipo yo soy yo , o estoy perdido pero también éstas se rompían . Una tarde escribí : “ esto es una frase ”, y al poco dejó de ser una frase y se convirtió en un dolor de cabeza . En seguida olvidé qué cuerda había que rasgar para que se escuchara un adjetivo , y aunque descubrí que la de los sustantivos sonaba del mismo modo si la golpeabas de una manera especial , el esfuerzo me fatigaba demasiado .
Luego , en fin , se marcharon los verbos , primero los copulativos y a continuación los transitivos . Los intransitivos se resistían a caer , pero la verdad es que masticaba mal con ellos , así que me los arranqué yo mismo , con un cordel . Si puedo contarlo , es porque ahora abro cada día un libro de otro y recorto palabras que luego pego en un papel , como si fueran amenazas ; en cierto modo lo son , aunque sólo para mí , porque a veces se me acaba el pegamento o la paciencia y no logro decir lo que quiero , pero creo que duermo más que antes y respiro mejor .
Escribir II
¿ Quién no ha visto agonizar en medio de espantosos sufrimientos a novelas que tenían toda la vida por delante ? Nunca se sabe de qué depende su supervivencia ; lo cierto es que a veces se les corrompe la sangre y no hay transfusión de tinta que las reanime . Lo más sensato , aunque no lo más fácil , en situaciones así es avisar al crítico forense para que levante el cadáver y firme el certificado de defunción . Muchos no se resignan y hacen con el cuerpo del relato auténticas barbaridades con las que sólo consiguen prolongar su agonía . Un escritor amigo mío , al que se le estaba muriendo una novela corta entre las manos , la llenó de tubos y le metió dos dosis diarias de monólogo interior durante dos semanas . El monólogo interior , en dosis altas , produce en el cerebro de la trama lesiones irreversibles , así que sobrevivió , pero en unas condiciones espantosas . Él , de todos modos , la quería .
Con las frases , aunque tienen menos células , pasa lo mismo . Delante de mí han muerto oraciones enteras que un momento antes tenían un aspecto excelente . De súbito , les falla el adverbio , que es el encargado de filtrar los humores glandulares y se quedan en el sitio , con un color horrible , por cierto , aunque le inyectes en seguida un plural mayestático . El adverbio es más delicado que el hígado ; se