ISBN 0124-0854
N º 134 julio de 2007 colocada en una columna de piedra, en el portal de uno de estos jardines delanteros, se advierte una placa de bronce donde se señala que, allí, en aquella casa, el 18 de mayo de 1944, fueron arrestados por la Gestapo los principales jefes del servicio de papeles falsificados del M. L. N( Movimiento de Liberación Nacional).“ La señora Colette … ejecutada allí mismo. Los demás muertos en el destierro o en el campo de batalla”.
Pese a lo escueta, su lectura no deja de producir un estremecimiento. Hasta allí, hasta aquel lugar idílico, quién iba pensarlo, un día llegó la tragedia. Una mujer, qué interesante sería conocer su historia, fue asesinada por defender a Francia. No debió haber sido fácil descubrirla( os), ¿ quién va a sospechar de un sitio como éste, donde la única preocupación al parecer era pasarla bien entre muros? ¿ Cómo adivinaron que allí las cosas no eran tal como aparentaban y que una facción clandestina al mando de una dama audaz, de la cual sólo se conoce el alias, cumplía importantes labores de resistencia? ¿ Un error imperdonable, un vecino locuaz, una delación? El cine bastante nos ha ilustrado con casos como éste. esto significa en la atareada rutina parisina, un transeúnte, respondiendo a mis inquietudes, me dice que“ él cree que es el gobierno el que se encarga de que las flores estén ahí siempre”.
Van bien las flores y el heroísmo, la primavera encendida y el recuerdo de los muertos, me digo, al pensar en todas aquellos otros cientos de ofrendas que en Paris, como homenaje permanente, manos desconocidas, así sean las oficiales, ponen una y otra vez, en memoria y agradecimiento de tantos que entregaron su vida para que la vida viviera.
* Elkin Restrepo. Poeta y cuentista, dirige actualmente la Revista Universidad de Antioquia. Ha publicado, entre otros, los libros: Retrato de artistas, Absorto escuchando el cercano canto de sirenas, La dádiva, Lo que trae el día, Fábulas, Sueños, El falso inquilino, La visita que no pasó del jardín, Amores cumplidos y Del amor, lo pasajero.
Sobre la puerta, en el florero Médicis, el homenaje tácito: un ramo de Lys moradas, puestas ahí esta misma mañana. ¿ Por quién? No se sabe, o sí sabe. Después de cavilar un instante, como cayendo en cuenta de lo que