ISBN 0124-0854
N º 134 julio de 2007
Como un signo + cuartean la ciudad la carrera de Carabobo y la calle de Ayacucho ; aquélla del Norte al Mediodía ; ésta de Oriente a Ocaso . Ni una ni otra enmarcan la plaza principal , cual si quisieran valer por sus méritos propios . La carrera le pasa a una cuadra , por el Occidente ; la calle a una cuadra , por el Sur , para formarle aledaños medio regulares , siquiera por dos lados , ya que la calle y la carrera opuestas rompen el paralelismo del trazado , con su desvío la carrera , la calle con unos quingos fementidos y afrentosos . A los tales debería jurar guerra a muerte la Sociedad de Mejoras Públicas , aliada con las potencias del Municipio y del Departamento , por más que se arruinaran en la lucha . Esa calleja angulosa , arrabalera y repelente , más para gitanos que para cristianos , es , en aquel punto tan céntrico , una ignominia para esta ciudad acicalada , que se gasta sus ínfulas y sus dineros en construcciones y reformas .
Carabobo y Ayacucho son las vías más largas de la ciudad progresista . La carrera la parte muy gentil de banda a banda ; la calle arranca de la propia ribera del Aburrá y se trepa glorificada hasta las alturas de Miraflores . A medida que se alejan de las estrecheces peninsulares , se ensanchan , se dilatan , se embellecen , bien así como las colonias de España se emanciparon . Por algo tienen nombres libertadores . Ni se sabe cuántas cuadras miden ; pues esto de cortes en las vías públicas es aquí como la ética : cambia según el lugar y el tiempo . Tiradas a cordel ofrecerían una perspectiva admirable ; divisaríanse confundidas en un punto oscuro , allá donde la visual termina . Bien se ve que los hijos de Pelayo , tan godos y tradicionalistas , quisieron imitar , en estas sus posesiones andinas , las calles irregulares y angostas de sus villejas castellanas . Tampoco era la época , ni menos ellos , para fundaciones por planos . Lo que es esta ciudad , erigida por don Miguel de Aguinaga , la fueron farfullando , no a ojo