ISBN 0124-0854
N º 129 Febrero de 2007
El balcón sobre la séptima Por José Salgar
En los años treinta Bogotá era un pueblo que giraba alrededor de la carrera séptima, hervidero de política y periodismo, de audacias ideológicas y de bohemia literaria.
El cruce de la joven y recién canalizada Avenida Jiménez comenzaba a llamarse“ la mejor esquina del país”, porque allí funcionaban los dos principales periódicos, el matinal El Tiempo y el vespertino El Espectador, que se imprimían en la misma rotativa. Ambos liberales, en los años de efervescencia que seguían a una larga época de gobiernos conservadores.
El balcón sobre la séptima
Por José Salgar
Los dos periódicos tenían tradiciones y objetivos diferentes.
El Espectador venía de una etapa de persecuciones y vida difícil en Medellín, hasta que su fundador Fidel Cano, con sus hijos Luis, Gabriel y Joaquín resolvieron editarlo también en Bogotá y encontraron apoyo de amigos como su colega y copartidario Eduardo Santos.
Era el primer vespertino de gran categoría que se editaba en Colombia y su director, don Luis Cano, gran editorialista, era también político y diplomático que se perfilaba como presidenciable.
El Tiempo era una joven empresa de rápido crecimiento comercial y tenía como director a otro presidenciable, el doctor Santos. Los