ISBN 0124-0854
N º 129 Febrero de 2007 redacción ; a partir de allí hizo toda la carrera por dentro , hasta ser lo que es hoy , subdirector del periódico y su empleado más antiguo . En los tiempos en que empezó a escribir el tablero de noticias le hicieron una foto callejera con un vestido negro de solapas anchas cruzadas y un sombrero de ala inclinada , según la moda del tiempo impuesta por Carlos Gardel . En sus fotos de hoy no se parece a nadie más que a sí mismo .
Cuando ingresé en la redacción de El Espectador — en 1953 —, José Salgar fue el jefe de redacción desalmado que me ordenó como regla de oro del periodismo : “ Tuérzale el cuello al cisne ”. Para un novato de provincia que estaba dispuesto a hacerse matar por la literatura , aquella orden era poco menos que un insulto . Pero tal vez el mérito mayor de José Salgar ha sido el saber dar órdenes sin dolor , porque no las da con cara de jefe , sino de subalterno . No sé si le hice caso o no , pero en vez de sentirme ofendido le agradecí el consejo , y desde entonces — hasta el sol de hoy — nos hicimos cómplices .
Tal vez lo que más nos agradecemos el uno al otro es que mientras trabajamos juntos no dejábamos de hacerlo ni siquiera en las horas de descanso . Recuerdo que no nos separamos ni un minuto durante aquellas tres semanas históricas en que al papa Pío XII le dio un hipo que no se le quitaba con nada , y José Salgar y yo nos declaramos en guardia permanente , esperando que ocurriera
cualquiera de los dos extremos de la noticia : que al Papa se le quitara el hipo o que se muriera . Los domingos nos íbamos en el carro por las carreteras de la sabana , con la radio conectada , para seguir sin pausa el ritmo del hipo del Papa , pero sin alejarnos demasiado , para poder regresar a la redacción tan pronto como se conociera el desenlace . Me acordaba de esos tiempos la noche de la semana pasada en que asistimos a la cena de su jubileo , y creo que hasta entonces no había des ¬ cubierto que tal vez aquel sentido insomne del oficio le venía a José Salgar de la costumbre incurable del tablero de las noticias .
21 / 9 / 83
* Gabriel García Márquez ( Aracataca , 1928 ). Premio Nobel en 1982 , autor de La hojarasca , La mala hora , El coronel no tiene quién le escriba , Los funerales de la mamá grande , El otoño del patriarca , Crónica de una muerta anunciada , El amor en los tiempos del cólera , Del amor y otros demonios , así como de cientos de crónicas y reportajes . Esta nota fue publicada en 1983 y posteriormente en su libro Notas de prensa , Bogotá , Editorial Norma , 1995 , pp . 594-597 . La incluimos aquí no sólo por su contenido , por la importancia del autor en la vida de El Espectador , sino por ser este periódico el primero en publicarle su primer cuento “ La tercera resignación ”. Es de anotar , además , que este año se conmemoran 40 años de la publicación de Cien años de soledad , evento para el cual la Real Academia de la Lengua está preparando una edición especial de homenaje .