ISBN 0124-0854
N º 126 Octubre de 2006 de Antioquia nació en el año de 1980, por una iniciativa de Luz Elena Zabala, quien era directora de Extensión Cultural universitaria, y fue hijo del Taller de Escritores de la Biblioteca Pública Piloto, que asimismo es el padre de los talleres literarios en Colombia, y que en esa época era dirigido por Manuel Mejía Vallejo, acaso el más digno de amor y gratitud entre nosotros. Su director desde la fundación hasta el año 2004, es decir, durante 24 años, fue Mario Escobar Velásquez, quien, a raíz del premio Vivencias de Novela de 1979, del cual fue ganador, abandonó la selva para dedicarse a la literatura en cuerpo y alma. Podemos decir entonces, a modo de corolario, que la vasta obra del maestro Mario Escobar es producto del taller de la Universidad, su taller. Raro es que la Universidad no lo reconozca en la medida justa de sus merecimientos, no sólo por el valor de su obra, sino también por los que, con él, aprendieron de su visión del mundo y de la literatura. ¿ Hasta cuándo seremos el pueblito acomplejado que desconoce el valor de lo propio, o que sólo lo atiende desde la mirada extraña?
En el año 2004, Mario dejó el taller para que quien escribe esta nota asumiera su dirección. Como es obvio, el cambio de
director en un taller de creación literaria
significa una muerte. El taller de Mario murió para nacer de nuevo. Hoy conserva la raíz de su fundador, que es como una fuerza de esta tierra, pero es una criatura nueva y, con el paso de los años, va definiendo su propio grupo de aprendices, al tiempo que configura una concepción del trabajo de taller. Estamos asistiendo a la constitución de un grupo y a la concepción de un método, basado en una rutina, definida en armonía con el ritmo de la vida, para cada sesión de trabajo. Tenemos un plan de estudio que va alternando el cuento, la poesía y el ensayo; un plan de lectura que, igualmente, se compone de cuentos, poemas y ensayos magistrales, y un plan de ejercicios que conducen al desarrollo de las habilidades de la composición y estimulan la imaginación creadora. Sólo el tiempo, que conoce los secretos de la selección natural, irá definiendo el grupo, su obra y el magisterio de quienes lo conducen.