ISBN 0124-0854
N º 127 Noviembre de 2006
Todos Santos , Día de muertos
Por Octavio Paz
El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas . Todo es ocasión para reunirse . Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos . Somos un pueblo ritual . Y esta tendencia beneficia a nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad , siempre afinadas y despiertas . El arte de la fiesta , envilecido en casi todas partes , se conserva intacto entre nosotros . En pocos lugares del mundo se puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de México , con sus colores violentos , agrios y puros , sus danzas , ceremonias , fuegos de artificio , trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos , dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados .
Nuestro calendario está poblado de fiestas . Ciertos días , lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades , el país entero reza , grita , come , se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del general Zaragoza . Cada año , el 15 de septiembre a las once de la noche , en todas las plazas de México celebramos la Fiesta del Grito ; y una multitud enardecida efectivamente grita por espacio de una hora , quizá para callar mejor el resto del año . Durante los días que preceden y suceden al 12 de diciembre , el tiempo suspende su carrera , hace un alto y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso , nos ofrece un presente redondo y perfecto , de