ISBN 0124-0854
N º 121 Mayo de 2006
Anunciación
Por Amalia Lu Posso
Anunciación , mi nana Nuncia , tenía el ritmo en los pies . Se levantaba la falda , y sus pies descalzos sobre la arenita de las tablas del piso sonaban como una maraca , tenuemente . Nuncia me enseñó que para mover el cuerpo al bailar , sólo hay que dejar llevar el pie por el ritmo de la música , sin prisa , arrastrándolo suave , como esperando que la magia de su ritmo contagie hacía arriba a todo el resto del cuerpo .
Nuncia bailaba , sábado a sábado en Tambodó . Se iba con su negro , que debía ponerle una mano en la cintura , para restregarla contra su cuerpo , con mucho calor y al compás del son que brotaba del anacobero , ( un vestido de madera pintado con muchas palmeras , que le ponían a los bafles para fijarlos al piso y para llenar el espacio con la música de “ El jefe ”, a todo volumen ).
Volvía de madrugada , con olor a amor y sin asomo de cansancio . Me decía que Tambodó era un bailadero elegante , distinguido , tanto , que era frecuentado por los blancos de la carrera primera , entre ellos niña , Augusto Posso , su papá . Contaba que allá se iba a bailar , pero a bailar buena música , que es la que permite marcar el paso , en un abrazo fuerte , pero lento ; se ve que no conocía el atafago de los bailes interioranos , que carecen de ritmo y de mendó .
Yo bailo en Tambodó , porque a mí no me gusta ese corrinche de las casas de las mujeres de la vida , eso allá sí es una arrechera muy dura ,