Agenda Cultural UdeA - Año 2006 JULIO | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 123 Julio de 2006 eternidad. ¿ Qué hay tras el fenómeno natural? Tal vez nada, tal vez todo. Yo entrelazo estas manos errantes. Tomo a derecha y a izquierda, aquí, allá, por doquier, sus colores y sus matrices; los fijo, los combino, y forman líneas, se convierten en objetos, rocas y árboles sin que yo me lo proponga. Adquieren un volumen. Mi tela estrecha las manos, no vacila, es verdadera, es densa, es plena. Cézanne heredó de Courbet, como todos los impresionistas, el odio contra las quimeras y la literatura en elarte. En su opinión, un cuadro debe vivir sólo por la fuerza de la pintura, debe contar sólo con los medios que le son propios, sin ayudarse de narraciones patéticas u otros episodios. Pero esto, para él como para Courbert, no quiere decir renunciar a captar por medio de la pintura el sentido de lo real:“ Mi método es el odio por la imagen fantástica— afirma—, es realismo, pero un realismo, entendedme bien, lleno de grandeza; es el heroísmo de lo real”. Esta actitud de Cézanne hacia la realidad es lo que hace parecer“ frívola” mucha pintura impresionista.
Ciertamente, como se ha visto, los tiempos de Cézanne ya no son los de la gran época realista. La involución de la cultura había hecho entrar en crisis hacía algunos años las posiciones ideológicas más vigorosas del siglo XIX, pero Cézanne es el que, en su retiro provinciano de Provenza, se encastilla tercamente en un problema único y circunscrito, el de la forma como totalidad absoluta de representación, y desde esta posición resiste y libra su batalla, abriendo al arte moderno, como Van Gogh pero en otra dirección, nuevos caminos. Por tanto, se le podía interpretar en términos de cientificismo o de abstracción en bastante menor proporción que a Seurat. Aunque su investigación formal, tomada en sí misma, podía inducir a ese género de interpretación, el conjunto de la experiencia cezanniana era bastante más rico
y complejo. Quien supo comprenderlo plenamente fue Picasso, el cual, justamente, vinculó el valor de Cézanne al de Van Gogh, a su mismo difícil destino:“ Cézanne nunca me