Agenda Cultural UdeA - Año 2006 JULIO | Page 15

ISBN 0124-0854
N º 123 Julio de 2006

Contraste

Por Hernando Téllez
En la Pinacoteca de Munich la sala de Rubens tiene el aspecto de una Carnicería. El cuerpo humano está expuesto allí para la Gran Feria Mitológica. Es una exhibición para dioses, un mercado para el Olimpo. El prodigioso matarife-pintor muestra allí una carne que no nos pertenece, que no hace parte de nuestro dintorno de formas, ni de nuestro cosmos sensible. Las calidades de esos cuerpos son corporales, regidas por el Mito. Esta carne de Rubens no está destazada, ni despellejada, ni profanada quirúrgicamente. Pero intacta, inviolada, dura y flexible, terriblemente viva y táctil, da, sin embargo, la sensación física de una materia de carnicería, lista para el jifero, para que el gran sacrificador opere y ofrezca a dioses insaciables y gourmets, las espléndidas piezas.
Ninguna posibilidad de imaginar con los datos de nuestro bajo mundo ordinario, el mundo épico en que esta legendaria carne de Rubens podría amar, respirar y fatigarse. Un cierto pavor supersticioso nos aleja de esos cuerpos engendradores de dioses. ajenas al repertorio de lo estrictamente humano. Toda la figuración, toda la representación describe un reino extrahumano de la sensualidad y de la sexualidad, un sobrecogedor sistema de contactos, de cópulas, de satisfacciones y de catástrofes
En el Museo de los Impresionistas, en París, sorprende la terca humildad de Cézanne. Cerca de Manet, de Monet, de Van Gogh, de Gaugin, de todos cuantos lo rodean, su pintura es un escándalo de austeridad y de modestia: manzanas,