Agenda Cultural UdeA - Año 2006 FEBRERO | Page 19

ISBN 0124-0854
N º 118 Febrero de 2006 perfilando, caracterizando y asignando responsabilidades sociales a los diferentes tipos de bibliotecas. Las bibliotecas nacionales, por ejemplo, tienen la responsabilidad de velar por el patrimonio bibliográfico de un país; las universitarias respaldan el currículo y apoyan la investigación; los centros de documentación y las bibliotecas especializadas propenden por la investigación y el avance del conocimiento en un ámbito institucional, ya sea una empresa o una universidad; los archivos conservan la memoria de una institución; y las bibliotecas escolares ofrecen a los miembros de la comunidad escolar los instrumentos para que desarrollen el pensamiento crítico y aprendan a utilizar la información en cualquier soporte y formato.
¿ Y la biblioteca pública para qué y para quién es? Charles Robinson, en su excelente artículo“¿ Podemos salvar la biblioteca del público?” sostiene que
[...] los bibliotecólogos públicos nunca han enfrentado realmente el desafío que supone definir claramente el papel de las bibliotecas públicas, teniendo en cuenta lo que las diferencia de las bibliotecas académicas. Eso no representa ningún problema para las bibliotecas académicas o de instituciones educativas. Ellas saben exactamente para qué son, mientras que las bibliotecas públicas no, y esto se manifiesta en nuestros patéticos intentos de ser todas las cosas para todas las personas, y digo patéticos, porque nuestros
limitados recursos financieros nos aseguran el fracaso en cualquier área de servicio, como consecuencia de intentar ser exitosos en todas. 1
La demanda de algunos grupos de la población, la ausencia de otros servicios bibliotecarios en el medio, el conformismo ante los cambios, la necesidad de ampliar coberturas, la urgencia de atraer recursos económicos, los recortes presupuestales, el desconocimiento o el desinterés por el tema, la falta de claridad de los mismos bibliotecarios, y seguramente muchas otras razones, hacen que se crea o se asuma que para satisfacer todas las necesidades de información, tanto reales como potenciales de una población, basta y sobra con la existencia de un tipo de biblioteca, y esta es la biblioteca pública. Sobre ella recae casi siempre la responsabilidad de jugar varios roles y generalmente se ve obligada o tentada a parecerse a cualquier tipo de biblioteca sin ser ninguna en esencia.
Para fundamentar lo anterior, citaré tres ejemplos de bibliotecas públicas de nuestro contexto, que de cierta manera se perdieron para el público. Los tres ejemplos son: La Biblioteca Luis Ángel Arango, que cada vez se parece más a una buena biblioteca universitaria; la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina que cada vez se parece más a una interesante biblioteca patrimonial; y las bibliotecas públicas de las Cajas de Compensación Familiar y de las