ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 para la fabricación de expíosivos y armas con fines bélicos. Su padre aceptó esta propuesta y Alfred Nobel creció y se formó en este ambiente, por lo que desde muy joven, se sintió atraído por la qu ~ mica y se convirtió en la mano derecha de su padre. Había iniciado sus estudios en Estocolmo y los continuó en San Petesburgo. A los diecisiete años emprendió un largo ciclo de viajes por Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos, donde perfeccionó sus conocimientos tecnológicos. A su regreso y bajo la dirección de su padre, alcanzó cierta fama por algunos importantes inventos relacionados con la industria mecánica. Tras un periodo decadente en la industria armamentista, la familia Nobel se trasladó nuevamente a Suecia, donde Alfred, con su padre y un hermano, iniciaron la fabricación de nitroglicerina en grandes cantidades, una actividad altamente peligrosa. En 1864, debido a una imprudencia de algunos obreros que trabajaban en la fábrica, una terrible explosión causó la muerte de cinco trabajadores, de su hermano menor Emilio y la destrucción del edificio. Después del accidente, sin recursos ni apoyo alguno, alquiló una vieja embarcación en la que montó su laboratorio. Al año siguiente fundó la primera fábrica en Alemania, a la que siguió otra en Suecia. En busca de una solución al peligro que suponía la manipulación de ese tipo de explosivo, tuvo la idea de mezclar la nitroglicerina con un material poroso absorbente: la tierra de diatameas. Con ello redujo la volatilidad de
aquella, consiguiendo un polvo que podía ser percutido e incluso quemado al aire libre sin que explosionara. La mezcla resultante solo era activa cuando se utilizaba con detonadores eléctricos o químicos. Había nacido la dinamita. Este descubrimiento propició que prensa, políticos y medios comerciales de la época hicieran recaer sobre él la responsabilidad y el espanto de futuras guerras, y dejaran al margen los servicios que podría prestar la dinamita empleada con fines pacíficos.. Se había desatado una campaña en su contra. A tal punto llegó el ensañamiento de la sociedad que un día Nobel leyó en un periódico la noticia de su muerte, acompañada de comentarios terribles sobre su persona.
El legado
El 27 de Noviembre, en el Club Sueco- Noruego de París, firmó su testamento. Con las enormes riquezas que había reunido decidió realizar una obra por la cual se le recordaría y se le haría justicia. Alfred abandonó posteriormente París para viajar a San Remo, donde continuó trabajando. Sin embargo las presiones que había sufrido mermaron su salud. El 10 de diciembre de 1886, a los sesenta y tres años, Alfred Nobel murió. El 31 de diciembre se abrió su testamento que contenía las bases y el espíritu para la concesión de los famosos premios. " La totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyos