ISBN 0124-0854
N º 108 Marzo 2005 que la vida era breve , que no había tiempo sino de vivir y no complicarnos con las causas de los humanistas y los redentores . Entonces legitimamos una vez más el sentimiento de que era el hombre la pasión y el centro del universo , y consagramos nuestra vida a rendirnos una adoración limitante con la idolatría . A partir de esta reivindicación de nuestras prodigiosas desilusiones , hemos emborrachado nuestros cuerpos hasta la locura ... hemos crucificado nuestros sexos en las caderas de lolitas y proxenetas ... hemos viajado en alguna dirección huyendo de nosotros mismos , sin rumbo , sin destino , porque el hombre no tiene sino sus dos pies , sus zapatos rotos , y un camino que no conduce a ninguna parte ... hemos ido a reposar en los pinares nocturnos fuera de la ciudad agobiados por la angustia , la soledad y el aburrimiento ... hemos hecho fogatas en la oscuridad , y asado en las brasas un recuerdo de amor , o un pedazo de ternera ... nos hemos
amado sin pasión bajo el fuego trepidante de
las locomotoras , porque lo que verdaderamente amábamos no era digno de nosotros ... nos hemos desvestido bajo el foco de bujías glaciales de luz y mirado nuestro sexo como un gusanito triste ... nos masturbamos con sadismo y brutalidad y a ese acto solitario consagramos un amor puro y esquizofrénico ... hemos dormido en nuestros cuartos tristes como en las oscuridades del topo , sin importarnos que el mundo sigue girando movido por un misterioso mecanismo ... hemos bailado danzas locas con negras sudorosas bajo el resplandor de las antorchas en la selva , o bajo biliosas bujías de prostíbulo ... hemos alabado a los pederastas que se besan a la luz del sol desafiando los sexos y el rubor de los policías que guardan la moral pública ... hemos hecho conspiraciones con el hampa para que realicen impunemente sus violaciones , sus incendios , sus genocidios , sus profanaciones , sus asesinatos y sus hurtos ... hemos convidado a los garitos a nuestras amistades reputadas para que los desplumen los tahúres con barajas marcadas , y luego hemos repartido las ganancias ... hemos destruido los lamparios del templo en la oscuridad límite del aLaa para esquivar la mirada iracunda de los dioses dormidos ... hemos robado en el comercio lo que necesitaba el apetito y apedreamos las vitrinas inaccesibles a nuestro deseo ... hemos asaltado en la noche a un transeúnte para conocer el rostro del miedo y luego lo pusimos en libertad . Nos hemos burlado de su miedo y del orín que destilaba por el pantalón ante la