Agenda Cultural UdeA - Año 2005 MARZO | Page 4

ISBN 0124-0854
N º 108 Marzo 2005
Se ha considerado a veces al artista como un símbolo que fluctúa entre la santidad o la locura. Queremos reivindicarlo diciendo de él que es un hombre, un simple hombre, que nada lo separa de la condición humana común a los demás seres humanos. Y que sólo se distingue de otros por virtud de su oficio y de los elementos específicos con que hace su destino. El artista es un ser privilegiado con ciertas dotes excepcionales y misteriosas con que lo dotó la naturaleza. En él hay satanismo, fuerzas extrañas de la biología, y esfuerzos conscientes de creación mediante intuiciones emocionales o experiencias de la historia del pensamiento. Su destino es una simple elección o vocación, bien irracional, o condicionada por un determinismo bíopsíquíco-consciente, que recae sobre el mundo si es político; sobre la locura si es poeta; o sobre la trascendencia si es místico.
XI
La libertad es, en síntesis, un acto que se compromete. No es un sentimiento, ni una idea, ni una pasión. Es un acto vertido en el mundo de la Historia. Es, en esencia, la negación de la soledad. Fuente: Obra negra. Santa Fe de Bogotá, Plaza & Janés, primera edición en Colombia, abril de 1993. una rosada ola de maldad en los espíritus. Una oscuridad terrible se cierne sobre nuestros corazones que encarnan el peligro de un nuevo amor hacia la historia. A temprana edad conocimos el gusto de la grandeza y de la fama, y sin pedirle permiso a los oráculos nos erigimos en los profetas del mal y de la destrucción. Hemos gozado de la admiración frenética de la juventud, que ve en nosotros la encarnación de un oscuro heroísmo. Hemos desertado nuestros amores, credos, fanatismos, esperanzas, recuerdos y felicidades, no por otros idealismos, sino a cambio de nada, o por una oceánica indiferencia. Consideramos que era ya demasiado tarde para luchar, triunfar, pensar, amar, trascender y ser formales como seminaristas, porque vivimos tiempos de terror y muerte, y las estrellas del cielo han sido sustituidas por temibles signos anunciadores de guerras atómicas y aniquilaciones terrestres. Nos convencimos
Terrible
13
Manifiesto
Nadaísta
Desde nuestra aparición nadaísta en el infierno de la sociedad colombiana, ha crecido