ISBN 0124-0854
N º 107 Febrero 2005
presidente de Uruguay , se suicida para evitar caer en manos de quienes le han propinado un golpe de Estado ; cuatro años después , el 18 de febrero , acosado por un cáncer irremediable , abrumado por el olor a almendras amargas del cianuro , Quiroga duerme para siempre a los 58 años de edad . En su juventud había escrito que " El enfermo se mata cuando plenamente comprende que su mal no tiene cura y que entre sufrir y no sufrir es fácil la elección ". Leopoldo Lugones lamenta ante el féretro que Quiroga se haya suicidado como una sirvienta . Un año más tarde , exactamente el mismo día en que se mató Quiroga , Lugones se envenena también con una dosis de cianuro mezclada con whisky . M
eses después una amiga de los dos escritores , Alfonsina Storni , camina y se sumerge en el mar . Posteriormente , recurren al mismo mecanismo I la hija mayor de Quiroga , Eglé , y su segundo hijo , Darío . Los factibles exorcismos ante tamañas desgracias no
consiguieron , sin embargo , convertirse en una obsesión literaria . Algunos de los primeros escritos de Quiroga obedecían más bien al propósito de escandalizar al medio y la tradición imitando el modernismo y las tendencias simbolistas que incubaba la iconoclasta y abatida Europa . " Poe era en aquella época el único autor que yo leía - escribió . Ese maldito loco había llegado a dominarme por completo ; no había sobre la mesa un solo libro que no fuera de él . Toda mi cabeza estaba llena de Poe ". Pero no siempre escribió Quiroga bajo la pesadumbre del rumbo perdido . Él no fue un persistente pesimista como tampoco un intolerante optimista . Al volver de su único viaje a París , comentó : " No tengo fibra de bohemio ( ... ) Es algo como si todo el pasado de uno se humillara , y en todo el porvenir tuviéramos que vivir del mismo modo ". En espíritu y en el estilo de vivir la vida , se parecía más a bichos tan raros como Faulkner . Digamos en esa bravía aspereza de calibrar el mundo , en especial el de las ciudades , que se adquiere habitando en el campo . Ambos , Faulkner y Quiroga , se aferraron mientras pudieron a respirar entre las hondonadas y planicies , cerca de los grandes ríos . Quiroga desdeñó a París cuando era una ilusión de todos los escritores del mundo . El mismo había soñado a la monumental ciudad , se engalanó para visitada , peregrinó hasta sus santuarios literarios , se desengañó y sólo se quedó el tiempo suficiente para tomar parte en una competencia de ciclismo . A pesar de su vida y