ISBN 0124-0854
N º 117 Diciembre 2005 entiendes. ¿ Me oyes?-Mamá, no le tengo miedo a Seymour.-Muriel, quiero que me lo prometas.-Bueno, te lo prometo. Adiós mamá dijo la chica-o Cariños a papácolgó.- Ver más vidrio *-dijo Sybil Carpenter, que estaba alojada en el hotel con su mamá-o ¿ Viste más vidrio?-Gatita, por favor, no sigas repitiendo eso. La vas a enloquecer a mamita. Quédate quieta por favor. La señora Carpenter untaba la espalda de Sybil con bronceador, repartiéndolo sobre sus omóplatos, delicados como alas. Sybil estaba precariamente sentada en una enorme y tensa pelota de playa, mirando el océano. Usaba un traje de baño de color amarillo canario, de dos piezas, una de las cuales, no necesitaría realmente por nueve o diez años más.-En verdad no era más que un pañuelo de seda común... una podía darse cuenta cuando se acercaba a mirarlo-dijo la mujer sentada en la reposera contigua a la de la señora Carpenter-. Ojalá supiera cómo lo anudó. Era una preciosura.- Por lo que usted me dice, parece preciosoasintió la señora Carpenter.-Quédate quieta, Sybil, gatita...-¿ Viste más vidrio?-dijo Sybil. La señora Carpenter suspiró.-Muy bien-dijo. Tapó el frasco de bronceador-. Ahora vete a jugar, gatita. Mamita va a ir al hotel a tomar un copetín con la señora Hubbel. Te traeré la aceituna. Cuando quedó en libertad, Sybil corrió de inmediato hacia la parte asentada
de la playa y echó a andar hacia el Pabellón de los Pescadores. Se detuvo únicamente para hundir un pie en un castillo inundado y derruido, y en seguida dejó atrás la zona reservada a los clientes del hotel. Caminó cerca de medio kilómetro y de pronto echó a correr oblicuamente, alejándose del agua hacia las arenas flojas. Se detuvo al llegar al sitio en que un hombre joven estaba echado de espaldas.-¿ Vas a ir al agua, " ver más vidrio "? dijo. El joven se sobresaltó, y se llevó la mano derecha, instintivamente, a las solapas de su salida de baño. Se volvió boca abajo, y dejó caer una toalla enrollada como una salchicha que tenía sobre los ojos, y miró de reojo a Sybil.-iAh!, hola Sybil.-¿ Vas a ir al agua?-Te estaba esperando-dijo el joven-o ¿ Qué hay de nuevo?-¿ Qué?-dijo Sybil.-¿ Qué hay de nuevo? ¿ Qué programa tenemos?-Mi papá llega mañana en avión-dijo Sybil, pateando la arena.-No me tires arena a la cara, nena-dijo el joven, tomando con una mano el tobillo de Sybil-. Bueno, era hora de que tu papi llegara. Lo he estado esperando cada minuto. Cada minuto.-¿ Dónde está la señora?-dijo Sybil.-¿ La señora?-el joven hizo un movimiento, sacudiéndose la arena del pelo ralo-. Difícil saberlo, Sybil. Puede estar en miles de lugares. En la peluquería. Haciéndose teñir el pelo de color visón. O