ISBN 0124-0854
N º 117 Diciembre 2005 pecho de la mujer entra en su campo visual , se note una discontinuidad , una desviación , casi un brinco . La mirada avanza hasta rozar la piel tensa , se retrae , como apreciando con un leve sobresalto la diversa consistencia de la visión y el valor especial que adquiere , y por un momento se mantiene en mitad del aire , describiendo una curva que acompaña el relieve de los senos desde cierta distancia , elusiva , pero también protectora , para reanudar después su curso como si no hubiera pasado nada . Creo que así mi posición resulta bastante clara -piensa Palomar- , sin malentendidos posibles . ¿ Pero este sobrevolar de la mirada no podría al fin de cuentas entenderse como una actitud de superioridad , una depreciación de lo que los senos son y significan , un ponerlos en cierto modo aparte , al margen o entre paréntesis ? Resulta que ahora vuelvo a relegar los senos a la penumbra donde los han mantenido siglos de pudibundez sexomaníaca y de concupiscencia como pecado ... Tal interpretación va contra las mejores intenciones de Palomar que , pese a pertenecer a la generación madura para la cual la desnudez del pecho femenino iba asociada a la idea de intimidad amorosa , acoge sin embargo favorablemente este cambio en las costumbres , sea por lo que ello significa como reflejo de una mentalidad más
abierta de la sociedad , sea porque esa visión en particular le resulta agradable . Este estímulo desinteresado es lo que desearía llegar a expresar con su mirada . Da media vuelta . Con paso resuelto avanza una vez más hacia la mujer tendida al sol . Ahora su mirada , rozando volublemente el paisaje , se detendrá en los senos con cuidado especial , pero se apresurará a integrarlos en un impulso de benevolencia y de gratitud por todo , por el sol y el cielo , por los pinos encorvados y la duna y la arena y los escollos y las nubes y las algas , por el cosmos que gira en torno a esas cúspides nimbadas . Esto tendría que bastar para tranquilizar definitivamente a la bañista solitaria y para despejar el terreno de inferencias desviantes . Pero apenas vuelve a acercarse , ella se incorpora de golpe , se cubre , resopla , se aleja encogiéndose de hombros con fastidio como si huyese de la insistencia molesta de un sátiro . El peso muerto de una tradición de prejuicios impide apreciar en su justo mérito las intenciones más esclarecidas , concluye amargamente Palomar . El pecho desnudo hace parte del libro Palomar , Colección Alianza literatura Alianza Editorial , Buenos Aires , 1983 . Este cuento fue tomado de la Biblioteca Digital Ciudad Seva , ciudadseva . com / textos / cuentos / ita /