Agenda Cultural UdeA - Año 2005 AGOSTO | Page 14

ISBN 0124-0854
N º 113 Agosto 2005 ante las urgencias de las demandas sociales, la cultura no suele aparecer en los primeros lugares de las jerarquías en los planes de los gobiernos, entre otros motivos por las comprensiones que suelen tener los políticos y los encargados de las decisiones económicas sobre ella. Habitualmente la relacionan con las bellas artes o con lo folclórico y casi siempre con el gasto, pero no con las oportunidades de desarrollo de los países. Así mismo los Estados han perdido capacidad de actuación real en la definición de políticas públicas sobre las industrias culturales, que están hoy sobre todo en manos de la iniciativa privada, y en muchos casos, de grandes compañías transnacionales. Por otra parte, parece haber un retorno al patrimonialismo y la actividad cultural conservadora que " inmoviliza y coopta "( Jesús MartínBarbero, 2003). Algunos investigadores, como Octavio Getino, aconsejan poner el acento de los Estados menos en las limitaciones o en las restricciones de lo ajeno y más en el fomento y acrecentamiento de las capacidades propias. Por ello es fundamental que los estados se reser \ len espacios de autonomía para la definición de ac 7 1. políticas públicas en este campo, el apoyo a la creación y la búsqueda de formas efectivas de cooperación que no puedan después ser demandadas por incumplimiento de los acuerdos. • El crecimiento de la iniciativa privada en las industrias culturales: un signo muy interesante, con muchas posibilidades y que debe considerar su contribución a un tema como la cultura. • La presencia de grandes compañías multinacionales en la cultura: en algunas industrias culturales el espacio está copado por la presencia de estas empresas, que no siempre facilitan el desarrollo de la diversidad cultural y la circulación de bienes culturales más allá de sus objetivos económicos. • El desarrollo paulatino de la participación social en la cultura: existen experiencias como planes participativos de cultura, cabildos, presencia de gremios de creadores, aunque aún subsista en muchos países una baja participación ciudadana en estos temas. • Fortalezas y debilidades de las industrias culturales nacionales; algunas con muy baja capacidad competitiva. La cultura se refiere tanto a la invención como a la preser • vación, a la discontinuidad como a la continuidad, a la novedad como a la tradición, a la rutina como a la ruptura de modelos, al seguimiento de las normas como a su superación, a lo único como a lo corriente, al cambio como a la monotonía de la reproducción, a lo inesperado como a lo predecible. Zygmunt Bauman, La cultura como praxis.
6. Los ejes culturales más importantes en las negociaciones