Agenda Cultural UdeA - Año 2005 ABRIL | Page 22

ISBN 0124-0854
N º 109 Abril 2005 solo, ni mucho menos." Y por aquí seguías. Y te vi engañado y perdido, te vi huyendo del sepulcro. No, no te engañas en los accesos de tu fiebre, en las agonías de tu sed, en las congojas de tu hambre; estás solo, eternamente solo. No sólo son mordiscos los consigo mismo. Y no estarás de veras completa y absolutamente solo hasta que no te despojes de ti mismo, al borde del sepulcro, [ Santa Soledad! Todo esto dije a mi amigo y él me contestó en una larga carta, llena de un furioso desaliento, estas palabras: " Todo eso
_ acl ~ 2 mordiscos que como tales sientes, lo son también los que como besos. Te silban los que aplauden, te quieren detener en tu marcha al sepulcro los que te gritan [ adelante! Tápate los oídos. Y ante todo cúrate de una afección terrible, que por mucho que te la sacudes vuelve a ti con terquedad de mosca: Cúrate de la afección de preocuparte cómo aparezcas a los demás. Cuídate sólo de cómo aparezcas ante Dios, cuídate de la idea que de ti Dios tenga. Estás solo, mucho más solo de lo que te figuras, y aun así no estás sino en camino de la absoluta, de la completa, de la verdadera soledad. La absoluta, la completa, la verdadera soledad consiste en no estar ni aun
que me dices está muy bien, está bien, no está mal; pero ¿ no te parece que en vez de ir a buscar el sepulcro de Don Quijote y rescatarlo de bachilleres, curas, barberos, canónigos y duques debíamos ir a buscar el sepulcro de Dios y rescatarlo de creyentes e incrédulos, de ateos y deístas, que lo ocupan, y esperar allí, dando voces de suprema desesperación, derritiendo el corazón en lagrimas, a que Dios resucite y nos salve de la nada?". Este ensayo se publicó por primera vez en La Espa a Moderna, número 206, Madrid, febrero 1906, p. 5-17 Y fue incluido en la segunda( 1914) y posteriores ediciones de Vida de Don Quijote y Sancho.