ISBN 0124-0854
N º 100 Junio 2004
temas designados editorialmente, y que ellos comporten una buena calidad. La calidad de lo que se lee con agrado, de lo que aporta nuevos puntos de vista, de lo que suscita interés y debate asuntos de la cultura. No abundan en Medellín ni en el país publicaciones del carácter de la Agenda Cultural. Por el contrario, a menudo muere alguna. Los suplementos literarios de los periódicos brillan por su ausencia o, peor, por su meridiana mediocridad. Y las revistas se han ido extinguiendo casi dolorosamente, quedando sí el recuerdo de magníficos títulos como Mito, Eco, Gato Encerrado, Gradiva, Gaceta [ Mincultura), Quimera, La Sangrada Escritura, Dciocultura, Gaceta( U. de A.), Acuarimántima, Ciudad, Deshora, Vía Pública, Imago, Poesía, Deriva, Palabra, Magazín de El Espectador, para mencionar las que más rápidamente acuden a la memoria de las revistas mencionables. Y sobreviven algunas como El Malpensante, Número, Golpe de Dados, Puesto de Combate, Ulrica, Revista Casa Silva. En Medellín, Prometeo y Punto Seguido, con apenas uno o dos números en el año, de reducida circulación, y las universitarias, de las cuales apenas si alcanza el interés y el gusto para leer la de la Universidad de Antioquia, y Yesca y Pedernal, de Eafit. Y Kinetoscopio, que es harina del costal del cine, excelente. Entonces la ciudad y la cultura no existen más que en las afanadas y deficientes redacciones de los periódicos, en esas páginas culturales que nos quieren vender la idea de que las lánguidas vedetes de televisión son las protagonistas de la cultura y de que lo que la ciudad hace y se imagina es reducible a una pobre lista de eventos de 15 x 10 cm. Publicaciones como la Agenda Cultural se constituyen, pues, en una suerte de defensa contra la aburrida frivolidad y farandulización a que se quiere someter cada vez más la cultura. Casi por sustracción de