ISBN 0124-0854
N º 106 Diciembre 2004 inferior en Roma como director musical asistente en Santa María Mayor. Con una prohibición papal contra la ópera pública, encontró una manera de explotar su talento en el oratorio y en cantatas para sus patrones romanos, entre otros el principe Ruspoli y los cardenales Ottoboni y Pamphili. En 1706 fue elegido en la Academia Arcadia, con Pasquini y Corelli. Al año siguiente intentó conquistar Venecia, la capital de la ópera italiana, con Mitridate Eupatore e 11 trionfo della libertá, pero ambas fracasaron y Scarlatti estuvo forzado a volver a Roma, donde sería promovido al puesto mayor en Santa María. Sin embargo, Alessandro no estaba satisfecho con su carrera como músico de iglesia y hacia fines de 1708 aceptó una invitación del nuevo virrey austriaco para que retomara su puesto en Nápoles. Allí permaneció por el resto de su vida pero mantuvo estrechos contactos con sus patrones romanos y realizó varias visitas a esta ciudad, algunas de larga duración. Su última ópera, La Griselda, fue escrita para Roma en 1721, y sus últimos años en Nápoles los pasó casi sin actividad. Griselda sólo subió a escena una vez; mal comienzo para una obra de indudable interés que salvo alguna reposición el siglo pasado ha permanecido en la oscuridad. La obra
contiene música de primer orden, con arias de gran belleza y variedad que tras escucharlas varias veces resultan lo bastante originales. Sin embargo, si se escuchara a ciegas, muchos pensarían que están ante una ópera de Handel. Pero hay que recordar, que Scarlatti es anterior a este compositor. Ocupado como estaba en la música teatral, Scarlatti afronto la música instrumental con un retraso de casi diez años con respecto a sus contemporáneos, e incluso a la generación posterior a él, representada por Vivaldi. A pesar de esto, la música instrumental representa una parte importante del catálogo de Scarlatti. El valor de la música instrumental de Scarlatti se encuentra en su disposición arquitectónica, en el efecto virtuosístico y en la intensidad lírica con que se empleaban los elementos de su lenguaje musical sujeto a rápidas transformaciones. El talento y originalidad de Scarlatti sobrepasó a sus contemporáneos, y de hecho, parte de su mejor aporte aparece en cantatas de cámara, algunas de las cuales se interpretan todavía, más de 300 años después.